Día 109: David, el elegido de Yahvé
INTRODUCCIÓN
El rey Saúl ha fracasado. Y hoy asciende un nuevo hombre para ser escogido por Dios para reinar. Pero no todo será fácil. Tendrá algunas dificultades, algunos retos, algunas confrontaciones. Veremos cómo Dios va mostrándonos el camino, cómo Dios va haciendo que todo sea posible.
Vimos cómo Saúl hizo cosas que no debía haber hecho. Se deja llevar por sus propios deseos, por sus propias inclinaciones y termina fallándole al Señor. El Señor normalmente llama a personas a servir a su reino, a su trabajo y para eso utiliza personas autorizadas. Por ejemplo, Samuel fue autorizado para llamar a Saúl a servir al Señor. Si nosotros buscamos la dirección del Señor mediante sus profetas, ellos nos van a mostrar cómo ir (vimos que videntes y profetas eran lo mismo).
Tenemos que buscar al Señor mediante las profecías, mediante su palabra, mediante la Ley, pues Dios puede estar en aquellos a quien él llama a servirle. A veces nos da miedo acercarnos a las personas porque los vemos pecadores o débiles como nosotros, pero, al fin y al cabo, estos son los que el Señor ha escogido. Y que no se nos olvide, que cuando experimentamos el éxito debemos saber que el Señor estuvo allí en medio de estos éxitos que nosotros conquistamos muchas veces.
Saúl es el rey, pero desobedece, trata de justificar su desobediencia a los mandamientos del Señor, pero el Señor lo va a hacer responsable de cada una de sus faltas.
Vamos a aprender que la mejor ofrenda que tú y yo podemos darle a Dios es la obediencia, complacerlo a Él antes que a los hombres y que nada bueno nos trae el desobedecer sus mandamientos.
Hoy leeremos el Primer Libro de Samuel, capítulos 15 y 16 y el Salmo 61. Este es el día 109.
PUNTOS CLAVE
Samuel fue muy claro con Saúl y le dijo: “Has fallado a lo que Yahvé te ha pedido y ahora Yahvé ya no te quiere como su rey”. Escuchar que ya no somos los favoritos de Yahvé. ¡Quién podría resistir a semejante noticia!
Hoy este rey quiere pedir perdón, pero es demasiado tarde. El corazón de Yahvé ha cambiado porque se ha dado cuenta de que Saúl también tiene su corazón dividido y no está totalmente dedicado al Señor.
Saúl trata de decir que no fue él quien tomó la decisión, sino que fue el pueblo quien decidió dejar a Gad vivo y de tomarse los rebaños y lo mejor, supuestamente para ofrecérselo a Yahvé. Pero, lo que vemos es la desobediencia de Saúl para con Yahvé. Y por su desobediencia Saúl es rechazado como rey y David es escogido. David asciende porque Yahvé ha encontrado un hombre según su corazón y a este hombre Dios le va a prometer una dinastía eterna.
Hoy veremos que Samuel tiene que cumplir otra misión: ir a ungir a un joven como rey. El Espíritu del Señor se posa sobre este joven a quien conocemos como el rey David. David empieza a recibir toda la gracia y bendición que viene de Yahvé. Y es así como llega al palacio donde llega a tocar el arpa para ayudar al rey. Termina convirtiéndose en su escudero, pero el pobre rey Saúl no sabe que ha llegado el que va a tomar su lugar.
Veremos cómo, aunque David se sabe ungido, empieza con un gran respeto y maravilloso respeto por el rey, no sólo porque sea rey, sino porque David sabe que este hombre fue ungido primero que él. Empieza así una relación muy interesante. David ha hallado gracia ante los ojos de Saúl, y Saúl le ha pedido a su padre que por favor se lo deje, que él quiere compartir con él, y lo hace su escudero. No sabe Saúl a quien está albergando en su casa.
Este tal vez es un mensaje importante para cada uno de nosotros que nos consideramos hijos de Dios. Hoy en día parece que está de moda ser informales, muy amistosos con el Señor, con su Ley, con la Iglesia. Hay algunas canciones que dicen, “somos amigos de Jesús” y realmente lo somos, pero no podemos olvidarnos de que ser amigos no quiere decir que podemos hacer lo que queramos, tenemos que obedecer. “Ya no los llamo siervos, sino amigos. Porque ustedes hacen lo que yo les digo”. Ahí vemos qué es lo que Dios nos pide: que seamos fieles y obedientes a su palabra.
¿Qué es lo que nos motiva a nosotros hoy a seguir a Dios? ¿Qué es lo que nos motiva a seguir su palabra? ¿Qué es lo que te motiva a escuchar este podcast todos los días? ¿Qué es lo que te motiva a escuchar la palabra de Dios, si no es el querer obedecerla, si no es el querer estar cada día más en contacto con él y saber lo que Dios desea para tu vida?
Hoy Samuel tiene que dar una gran lección a Saúl. Él mismo parece que está tranquilo, pero mató a Gad. Seguramente para alguno de nosotros parece esto demasiado severo —y claro que lo es— pero tenemos que recordar que Dios siempre está pendiente del pecado, de la maldad, de la desobediencia que cometemos.
¿Qué tal si miramos con más detenimiento que Dios ha elegido a David para suceder a Saúl? También este hombre, Samuel —que ha actuado con violencia hoy— es enviado a Belén para que encuentre a ese nuevo rey, a David, para que lo unja.
Qué triste sería sentirnos abandonados por Dios, pero qué hermoso sentirnos ungidos por él. Pensemos hoy en esto: que Samuel amaba a Saúl y no soportaba verlo desechado por Dios. Por eso Samuel oraba por él amargamente, le había dolido tener que decirle a Saúl las palabras de Yahvé, que había sido rechazado, que ya Yahvé no lo quería en su pueblo.
Dios que no se cansa de bendecir a su pueblo, de protegerlo y hoy ha encontrado a un hombre que tiene un corazón semejante al de Él. Pidámosle al Señor que nuestro corazón sea cada día más semejante al suyo. Que podamos actuar obedientemente a Yahvé, que no nos dejemos llevar por los sentimientos que a veces nos quieren llevar por el mal camino, a apoderarnos de lo no es nuestro, a apoderarnos de lo que Yahvé rechaza.
Estos hombres sabían que era lo que no tenían que hacer y, sin embargo, terminan haciéndolo porque su corazón no estaba en Yahvé, si no que estaba en las riquezas, estaba en el poder, en los bienes materiales.
Que el Dios de misericordia hoy nos aleje de todas estas tentaciones y que cada día abra más nuestro corazón para que su palabra entre y nos nutra, para que podamos ser más fieles a él.
ORACIÓN FINAL DE Fr. SERGIO
"Por eso es que cada día antes de despedirme pido a ustedes que por favor oren por mí, para que sea fiel a este ministerio que se me ha confiado de llevar la palabra a ustedes, que podamos vivir con fe todo esto que leemos, que tú y yo lo podamos vivir con fe y les pueda enseñar a ustedes la verdad para que juntos podamos cumplir lo que Dios nos ha enseñado. Y que la bendición de Dios Todopoderoso que es Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre ustedes y los acompañe siempre. ¡Que Dios los bendiga!"
COMENTARIOS ADICIONALES
1S 16,1-13 "Unción de David"
"La unción de David, realizada por Samuel, en un recinto familiar y privado recuerda la unción de Saúl también en secreto (cfr 10,1-16). El relato insiste en la carencia de méritos para ser elegido: David es un desconocido sin apenas genealogía puesto que sólo se habla del ascendiente inmediato, de Jesé, su padre (v. 5); es el más pequeño de sus hermanos (vv. 11-12) y, como su familia, se dedica al oficio común de pastores; no venía ni de familia noble, ni militar, ni sacerdotal. No podía invocar ningún derecho para ser ungido.
La elección gratuita por parte de Dios da sentido profundo y religioso a la acogida de David por parte del rey Saúl (16,14-23) y a la aceptación más pública después del combate con Goliat (17,55-18,5). Las cualidades y las gestas de David no habrían sido suficientes si previamente no se hubiera fijado el Señor en él. David es tipo de los que después de Cristo son llamados a cumplir una función en la Iglesia: ni la familia, ni las cualidades personales, ni los medios materiales cuentan, sino sólo el saberse llamado por Dios. Por otra parte hay que tener presente que «el hombre mira las apariencias, pero el Señor mira el corazón» (v. 7); de ahí la exigencia de vivir y actuar conforme a la llamada recibida. «Pues, en su interioridad, el hombre es superior al universo entero; retorna a esa profunda interioridad cuando vuelve a su corazón, donde Dios, que escruta los corazones, le aguarda y donde él mismo, bajo los ojos de Dios, decide sobre su propio destino» (Conc. Vaticano II, Gaudium et spes, n. 14).”
(Comentario tomado de la Sagrada Biblia de la Universidad de Navarra, edición Latinoamericana, versión electrónica)