Día 7: La alianza de Dios con Abrán
Evento clave 7: Melquisedec bendice a Abram (Génesis 14: 18-20)
Melquisedec, sacerdote-rey de Salem (más tarde "Jerusalén"), bendice a Abram y ofrece pan y vino. Prefigura a Jesús, quien como sacerdote-rey de la Jerusalén celestial, ofrecerá pan y vino como una verdadera representación de su propia ofrenda en la Cruz.
Evento clave 8: Pacto con Abram (Génesis 15: 1-21, 17: 1-11, 22: 1-9)
El pacto de Dios con Abram reafirma las promesas que Dios le dio en Génesis 12. En Génesis 15:18, Dios confirma la promesa de la tierra, que recuerda la promesa de la "gran nación". En Génesis 17: 6, Dios predice que los reyes descenderán de Abram, confirmando la promesa de un “gran nombre”; También presenta la circuncisión como la señal del pacto (Génesis 17: 10-14). En Génesis 22: 16-18, Dios hace un juramento de pacto, reforzando Su promesa de bendecir a todas las naciones a través de la familia de Abram.
INTRODUCCIÓN
"Dios le promete a Abrahán que le dará riquezas, Abrahán duda y le cuestiona porque no le dio descendencia y tendría que heredar todo a un criado. Dios entonces le contesta que su descendencia será igual en número que las estrellas y el territorio que se le otorgará llegará hasta donde su vista, lo único que debe de hacer es confiar en Él. Por otro lado, Job reclama su nacimiento y cuestiona su existencia, pero a través de Elifaz, Dios le hace saber que tiene un propósito y Su favor divino." (tomado de la descripción del podcast en Apple podcast).
PUNTOS CLAVES
Hoy continuamos con esta historia de los Patriarcas, con Abrán, que ya está recibiendo un mensaje especial, que está siendo escogido por Dios. Nos damos cuenta como Job, por otro lado, ¡Desea no haber nacido! Parece que los problemas lo tienen consumido, parece que el dolor es más grande que la esperanza; pero siempre hay alguien que viene a consolar, a dar luz y es lo que me impresiona. No sé si ustedes conocen un poco de la historia de la Iglesia en el mundo. Hemos tenido períodos sumamente oscuros, donde la iglesia parece que va de caída, pero en cada uno de estos periodos Dios suscita un santo que nos vuelve a llenar de esperanza para todos los tiempos, donde se suscitan cosas nuevas.
Hay mensajes de Dios que vienen a colmarnos de esperanza, que llenan nuestro corazón, que llenan nuestra vida de cosas maravillosas y es por eso que hoy en los Proverbios se nos habla de esa sabiduría que se pregona por las calles. De esto es lo que necesitamos aprender: ¿Cómo escuchar nosotros la instrucción de nuestros padres? ¿Cómo escuchar nosotros la enseñanza de la madre? Y traerlo, no olvidarlo, que esto esté en nuestra cabeza, que esté dando vueltas. ¡Que podamos usarlo día y noche! Y que, sobre todo, nos alejemos de aquellos que nos invitan a hacer el mal. Porque es caprichoso irnos a hacer el mal cuando sabemos que nuestra naturaleza es desear las cosas buenas. Que Dios nos ha llamado para que seamos buenos, para que hagamos lo que está bien. No seamos desprendidos de Dios, no seamos nosotros irreverentes de Dios, no seamos nosotros irreverentes de nuestros hermanos. No sigamos el camino de los malos, no sigamos sus pasos, porque ya hemos oído que los que caminan de esa manera están sembrando una trampa para ellos mismos.
Hoy vemos con gran admiración a este hombre que llamamos el padre de nuestra fe, Abrán. Pero también hemos visto en los días anteriores que no era perita en dulce, que no era perfecto, que no era que él tuviera todas las bendiciones. Hoy nos damos cuenta que le falta algo, que él está incompleto, que su vida no está completa. No puede tener descendencia, no tiene un heredero y Dios le dice: “Mira, tú no te preocupes, porque yo te daré tantos hijos como las estrellas del cielo. ¿Las puedes contar o no las puedes contar?” ¿Cuántas veces tú y yo no hemos estado con esa falta de luz porque las cosas que hemos soñado no se nos pueden dar? Abrán lo había soñado y no se le había podido dar, no tenía un descendiente, no tenía a nadie que pudiera seguir extendiendo su vida. Así que hoy Dios le dice: “Mira, te voy a dar, no solo uno, sino muchos y muchos hijos, pero para eso vamos hacer una alianza.” Dios asume una responsabilidad y nos muestra cómo su palabra es veraz y eficaz. Tú, ¿Qué estás esperando hoy de Dios? ¿Qué estás esperando que Dios te diga? Tal vez estás esperando un milagro, tal vez estás esperando una señal. Pues yo te invito a que más bien, te abras y digas: “Señor hoy abro mi mente y mi corazón a Tu Voluntad.”
Abrán no tenía idea de cuál era la voluntad de Dios. Lo ha hecho mover de lugar, lo ha hecho repartir sus tierras con su sobrino. Abrán se ha dejado seducir por la ambición de ir a Egipto, y por no morir, entrega a su esposa al faraón. Le falla a su esposa, se falla a sí mismo, le falla a Dios. Sin embargo, Dios lo vuelve a llamar y le dice: “Quiero hacer contigo cosas nuevas, vamos hacer un pacto, y si te sentías triste y si te sentías desolado y sin oportunidades, la oportunidad está en tus manos. Serás padre de muchos. Pero tú, cree, cree, Abrán.” Y es así como hoy Dios nos invita a que tú y yo creamos. A que abramos nuestro corazón, a que dejemos que Él selle esa alianza de ese amor que es compasivo y que es misericordioso con cada uno de nosotros. Por eso este podcast, es el encuentro de nuestra historia, en la historia de la salvación, que Dios ha presentado para toda la humanidad. Es la gran aventura de encontrarnos en un abrazo misericordioso, de un padre que quiere ayudarnos, que quiere caminar con nosotros. Y por eso te invito a que vayas leyendo con nosotros.
Otro recordatorio, estamos en todos los podcasts, que están disponibles en teléfonos móviles, en computadoras o en tabletas, así que pásale la voz a tu familia y llénalos de esperanza, llénalos de amor, porque Dios está aquí, tocando nuestra puerta el día de hoy.
RECAPITULANDO
Job es modelo a seguir de fidelidad a Dios aún en medio de los sufrimientos y la pérdida de seres queridos y de posesiones materiales "Yahvé me lo ha dado, Yahvé me lo ha quitado. Bendito sea el nombre de Yahvé" (Job 1, 21).
No sigamos el camino de los malos ni sigamos tras sus pasos, porque ya hemos leído que los que caminan de esa manera están sembrando una trampa para ellos mismos.
Dios es veraz y eficaz. Lo que dice lo hace. Como Abrán, las lecturas nos invitan a confiar en Dios, aunque nuestras circunstancias nos digan lo contrario desde el punto de vist humano.
Dios nos invita hoy a que creamos, a que abramos nuestro corazón y dejemos que Él selle esa alianza de amor con cada uno de nosotros.
ORACIÓN FINAL
"Y antes de despedirme quisiera pedirles a ustedes, que por favor no se olviden de orar por mí, pero también oren por el Padre Dempsey, por todo el equipo de Ascension Press, de Juan Diego Network, que están colocando este tiempo, este empeño, para que el mensaje llegue a cada uno de ustedes. Oren para que yo sea fiel al ministerio que se me ha confiado, para que pueda vivir con fe cada una de las palabras que leo, para que pueda tener tanta fe como Abrán. Que, aunque mis limitaciones y mis problemas me aturdan como a Job, no se me olvide que Dios es un Dios de esperanza, que me quiere llenar de su sabiduría. Que pueda seguir enseñando la verdad de lo aquí he leído, pero sobre todo que pueda cumplir lo que estoy tratando de enseñar. Y que la bendición de Dios todopoderoso, que es Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre cada uno de ustedes y los acompañe siempre. No te olvides que hoy puedes alabar, bendecir y predicar con la Palabra de Dios. Nos vemos mañana y no olvides compartir este mensaje con tus seres queridos, con tus amigos, con tus compañeros de trabajo, con quienes están en tu camino diario. ¡Que Dios te bendiga!" (Fray Sergio)
CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA
Gn 14, 18
58 La alianza con Noé permanece en vigor mientras dura el tiempo de las naciones (cf. Lc 21,24), hasta la proclamación universal del Evangelio. La Biblia venera algunas grandes figuras de las "naciones", como "Abel el justo", el rey-sacerdote Melquisedec (cf. Gn 14,18), figura de Cristo (cf. Hb 7,3), o los justos "Noé, Daniel y Job" (Ez 14,14). De esta manera, la Escritura expresa qué altura de santidad pueden alcanzar los que viven según la alianza de Noé en la espera de que Cristo "reúna en uno a todos los hijos de Dios dispersos" (Jn 11,52).
1333 En el corazón de la celebración de la Eucaristía se encuentran el pan y el vino que, por las palabras de Cristo y por la invocación del Espíritu Santo, se convierten en el Cuerpo y la Sangre de Cristo. Fiel a la orden del Señor, la Iglesia continúa haciendo, en memoria de Él, hasta su retorno glorioso, lo que Él hizo la víspera de su pasión: "Tomó pan...", "tomó el cáliz lleno de vino...". Al convertirse misteriosamente en el Cuerpo y la Sangre de Cristo, los signos del pan y del vino siguen significando también la bondad de la creación. Así, en el ofertorio, damos gracias al Creador por el pan y el vino (cf Sal 104,13-15), fruto "del trabajo del hombre", pero antes, "fruto de la tierra" y "de la vid", dones del Creador. La Iglesia ve en en el gesto de Melquisedec, rey y sacerdote, que "ofreció pan y vino" (Gn 14,18), una prefiguración de su propia ofrenda (cf Plegaria Eucarística I o Canon Romano, 95; Misal Romano).
1544 Todas las prefiguraciones del sacerdocio de la Antigua Alianza encuentran su cumplimiento en Cristo Jesús, "único [...] mediador entre Dios y los hombres" (1 Tm 2,5). Melquisedec, "sacerdote del Altísimo" (Gn 14,18), es considerado por la Tradición cristiana como una prefiguración del sacerdocio de Cristo, único "Sumo Sacerdote según el orden de Melquisedec" (Hb 5,10; 6,20), "santo, inocente, inmaculado" (Hb 7,26), que, "mediante una sola oblación ha llevado a la perfección para siempre a los santificados" (Hb 10,14), es decir, mediante el único sacrificio de su Cruz.
Gn 15, 2-3
2570 Cuando Dios lo llama, Abraham se pone en camino “como se lo había dicho el Señor” (Gn 12, 4): todo su corazón “se somete a la Palabra” y obedece. La escucha del corazón a Dios que llama es esencial a la oración, las palabras tienen un valor relativo. Por eso, la oración de Abraham se expresa primeramente con hechos: hombre de silencio, en cada etapa construye un altar al Señor. Solamente más tarde aparece su primera oración con palabras: una queja velada recordando a Dios sus promesas que no parecen cumplirse (cf Gn 15, 2-3). De este modo surge desde los comienzos uno de los aspectos de la tensión dramática de la oración: la prueba de la fe en Dios que es fiel.
Gn 15, 2
2374 Grande es el sufrimiento de los esposos que se descubren estériles. Abraham pregunta a Dios: “¿Qué me vas a dar, si me voy sin hijos...?” (Gn 15, 2). Y Raquel dice a su marido Jacob: “Dame hijos, o si no me muero” (Gn 30, 1).
Gn 15, 5-6
762 La preparación lejana de la reunión del pueblo de Dios comienza con la vocación de Abraham, a quien Dios promete que llegará a ser padre de un gran pueblo (cf Gn 12, 2; 15, 5-6). La preparación inmediata comienza con la elección de Israel como pueblo de Dios (cf Ex 19, 5-6; Dt 7, 6). Por su elección, Israel debe ser el signo de la reunión futura de todas las naciones (cf Is 2, 2-5; Mi 4, 1-4). Pero ya los profetas acusan a Israel de haber roto la alianza y haberse comportado como una prostituta (cf Os 1; Is 1, 2-4; Jr 2; etc.). Anuncian, pues, una Alianza nueva y eterna (cf. Jr 31, 31-34; Is 55, 3). "Jesús instituyó esta nueva alianza" (LG 9).
Gn 15, 5
146 Abraham realiza así la definición de la fe dada por la carta a los Hebreos: «La fe es garantía de lo que se espera; la prueba de las realidades que no se ven» (Hb 11,1). «Creyó Abraham en Dios y le fue reputado como justicia» (Rm 4,3; cf. Gn 15,6). Y por eso, fortalecido por su fe , Abraham fue hecho «padre de todos los creyentes» (Rm 4,11.18; cf. Gn 15, 5).
288 Así, la revelación de la creación es inseparable de la revelación y de la realización de la Alianza del Dios único, con su pueblo. La creación es revelada como el primer paso hacia esta Alianza, como el primero y universal testimonio del amor todopoderoso de Dios (cf. Gn 15,5; Jr 33,19-26). Por eso, la verdad de la creación se expresa con un vigor creciente en el mensaje de los profetas (cf. Is 44,24), en la oración de los salmos (cf. Sal 104) y de la liturgia, en la reflexión de la sabiduría (cf. Pr 8,22-31) del pueblo elegido.
Gn 15, 6
2571 Habiendo creído en Dios (cf Gn 15, 6), marchando en su presencia y en alianza con él (cf Gn 17, 2), el patriarca está dispuesto a acoger en su tienda al Huésped misterioso: es la admirable hospitalidad de Mambré, preludio a la anunciación del verdadero Hijo de la promesa (cf Gn 18, 1-15; Lc 1, 26-38). Desde entonces, habiéndole confiado Dios su plan, el corazón de Abraham está en consonancia con la compasión de su Señor hacia los hombres y se atreve a interceder por ellos con una audaz confianza (cf Gn 18, 16-33).
Prov 1, 8
2214 La paternidad divina es la fuente de la paternidad humana (cf Ef 3, 14); es el fundamento del honor debido a los padres. El respeto de los hijos, menores o mayores de edad, hacia su padre y hacia su madre (cf Pr 1, 8; Tb 4, 3-4), se nutre del afecto natural nacido del vínculo que los une. Es exigido por el precepto divino (cf Ex 20, 12).