Día 9: Sodoma y Gomorra
Evento clave 9: Sodoma y Gomorra (Génesis 18: 16-19: 39)
Los hombres de Sodoma transgreden la hospitalidad y la moralidad sexual (ver Judas 1: 7) al tratar de violar a los visitantes angelicales de Lot (Génesis 19: 4-5, 8). Abraham intercedió por Sodoma, rogando al Señor que perdonara la ciudad si solo se podían encontrar diez personas justas (Génesis 18: 22-23), pero diez no fueron encontradas, y por lo tanto Sodoma incurre en el juicio de Dios.
INTRODUCCIÓN
"Las lecturas de hoy nos traen nuevamente el tema de la confianza en Dios y en sus promesas. En el Génesis leemos el relato de la manifestación de Dios (teofanía) a Abrahán en la encina de Mambré. Yahvé se aparece a Abrahán en la forma de tres individuos. Aunque el relato menciona a Yahvé y a dos ángeles, varios Padres de la Iglesia vieron en esta narración un anuncio del misterio de la Santísima Trinidad, cuya revelación no sucedería sino después, en el Nuevo Testamento. En esta manifestación, Yahvé le vuelve a anunciar a Abrahán que tendrá un hijo de Sara. La risa de Sara (Gn 18, 12) será un eco de la risa de Abrahán ante la imposibilidad de tal suceso (Gn 17, 17). Hoy leemos también sobre la destrucción de Sodoma y Gomorra, ciudades cuyos habitantes "eran muy malos y pecadores contra Yahvé" (Gn 13, 13). En consideración a Abrahán, los ángeles de Yahvé salvan milagrosamente a su sobrino Lot, a sus hijas y a su mujer de la destrucción por azufre y fuego de esas ciudades. Sin embargo, la mujer de Lot no obedece el mandato del ángel de no mirar atrás, por lo cual es convertida en un pilar de sal (nuevamente vemos la suerte de los que no obedecen a Yahvé). En el relato de Job, sus amigos tratan de razonar con Él: Dios es un Dios justo y misericordioso, que no va a permitir que mal alguno sobrevenga sobre los que cumplen Sus mandatos. Por tanto, si a Job le están pasando todas esas calamidades, dicen sus amigos, debe ser porque Job ha pecado. Y así lo invitan a que se arrepienta y clame al Señor. Lo que no saben los amigos, es que esta prueba por la que está pasando Job no se debe a su pecado, pues ya Yahvé mismo le dijo a Satanás que no había en la tierra nadie como Job, "íntegro y recto, temeroso de Dios" (Jb 1, 8). Este relato de Job nos muestra lo difícil de entender el sufrimiento humano, especialmente el de las personas buenas. Es un misterio. Pero recordemos lo que nos dice la Palabra: "la tribulación engendra la paciencia; la paciencia, virtud probada; la virtud probada, esperanza, y la esperanza no falla, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos ha sido dado" (Rm 5, 4-5).
(Vee Salazar)
ORACIÓN INICIAL
"Padre misericordioso, Tú que haces elocuente a la lengua a los niños, educa también la mía e infunde en mis labios la gracia de tu bendición, Padre, Hijo y Espíritu Santo. Pero también te pido que ores por ti mismo, para que el Señor abra hoy tu mente, para que Él abra tu corazón y así podamos usar de esta palabra de Dios en nuestras vidas hoy." (Fray Sergio)
PUNTOS CLAVES
Vamos a volver a estos dos capítulos del Génesis hoy, maravillosos que nos traen grandes sorpresas. Primero, lo importante que es atender a las personas que llegan a nuestras casas, a las personas que van de camino. Algo que me llamó mucho la atención, es la escultura que se puso en la plaza de San Pedro el 29 de septiembre del 2019, que se llama “Ángeles Sin Saberlo” en español. Y el año pasado vino a Nueva Orleans, que estábamos celebrando lo que es el Día Mundial de los Inmigrantes, de los Refugiados, y que fue inspirada por este texto que está en Hebreos 13:2, que dice que “hay que dar la bienvenida a los extranjeros, porque algunos sin saberlo hemos atendido a ángeles que están en medio de nosotros”. Y es lo que le pasó hoy a Abrahán. Él no sabía quiénes eran estos tres hombres y empieza a atenderlos y en medio de la atención que les está haciendo, le llega ese regalo. Eran ángeles, era el mismo Dios que había venido a visitarlo. Estos tres hombres que aparecen repentinamente son un regalo para Abrahán. Él los trae a su casa, a su tienda para que coman, se prepara con ellos. Es más, la atención que les da de ofrecerles cómo limpiarse los pies, cómo estar tranquilos, cómo estar cómodos, es algo muy importante que, nos acerca a lo que es sobrenatural, a lo que está sucediendo. Es un regalo de Dios hacia el hombre y un hombre que responde a Dios de una manera generosa y abundante. Dios trae este regalo para Abrahán para su esposa Sara, que convierte este regalo en algo casi que imposible porque ya está vieja, porque ya no tiene la regla, porque Abrahán está viejo y Dios viene a mostrarnos que lo que Él dice, eso sucede.
Cuando tú creas que en tu vida ya las cosas no pueden pasar, que ya no hay solución, que todo se acabó, que lo que el mundo ha dicho es la última palabra –y lo he visto en muchos casos de enfermos que visitó en los hospitales. Cuando dicen: “Este hombre o esta mujer están desahuciados” y oramos y hacemos la unción de los enfermos, y después la persona se levanta y de los cuatro meses que le habían dado de vida, dura dos años o cinco años o seis años o bueno no sé, duran más de lo estimado– nos damos cuenta que para el hombre las cosas pueden tener un fin, pero para Dios nunca hay nada, absolutamente nada imposible. Y es lo que estamos viendo también en el libro de Job.
Job está decidido a que todo se acabe, que ya no hay futuro para él, que no hay dolor, pero tiene un amigo que viene, lo consuela, le dice: “Hombre todo puede ser diferente, las cosas no son como se ven”, “acepta la palabra de Dios”. Y es lo que vemos también en la segunda parte de los Proverbios, que estamos leyendo hoy, que dice: “Hijo mío acepta mis palabras y retiene mis mandatos”. A Job le están diciendo “retén las palabras del Señor, sigue sus mandatos, acepta la sabiduría del Señor, abre tu mente, sé prudente invoca al Señor con inteligencia, llámalo y Él te responderá”. Esas son las palabras que vemos en los Proverbios y vemos cómo se hacen efectivas hoy en Job. Pero también se hicieron efectivas en Abrahán, el que estaba esperando ser el padre generaciones pero que no puede concebir, es algo ilógico ¿cómo él va a poder poblar el mundo si no puede tener hijos? Y nos damos cuenta que a través de este hijo que engendra Sara, van a venir todas las generaciones de las cuales estaremos leyendo próximamente, y que van a formar parte de lo que se llama la Historia de Nuestra Salvación, es ahí donde tenemos que empezar a buscar, cómo Dios está actuando en lo que parece imposible.
Dios en imposible hace sus promesas y dice: “Todo es posible”. Hoy, le dice a Sara que va a tener ese hijo, le dice Abrahán que va a tener ese hijo. Y Sara todavía no está embarazada, así que vemos como la Palabra de Dios toma forma, se hace realidad y vemos a esos tres varones que están junto a él. No sabemos si Abrahán se dio cuenta de inmediato quiénes eran estos visitantes. Tal vez Abrahán, tuvo que pensarlo después y darse cuenta que era Dios. No sabemos, pero es como Dios a veces nos habla, con personas que van apareciendo en nuestro camino y después nosotros confirmamos y decimos: ¡oh, Dios mío, no sabía que eras Tú, que te aparecidas en esa persona y que me traías esa voz de esperanza, esa voz de promesa, que hoy se está cumpliendo en mi vida! Y te aseguro que, si buscas en tu pasado, ha habido mucha gente que en los momentos de negación, en los momentos en que todo es oscuro, en los momentos que todo parece imposible esas personas han aparecido y te han enseñado que tenemos un Dios que es de esperanza, que es un Dios que está dispuesto a ayudarnos.
Hoy Sara se rió y dijo: Esta promesa ¿será cierta o no será cierta? Y resulta que ella no podía creer que, Dios le iba a este hijo como resultado tal vez de una relación sexual, pero Dios tiene sus maneras hacer las cosas. Dios siempre está para ayudar al que es débil, está ayudando al que está frustrado y qué más podríamos pensar que, las promesas de Dios ayudan a salir de nuestras frustraciones, de nuestros dolores, de nuestros imposibles y que con Él vemos una luz de esperanza.
En este podcast, ustedes y yo encontramos a un Dios que es un Dios de amor, de esperanza que no se pone a mirar el pecado de las hijas de Lot, pero que se pone a mirar la necesidad de Abrahán y de Sara. Que empieza a buscar cuál es la manera de instruirnos, de ayudarnos a salir adelante. Es un Dios que, aunque nosotros seamos infieles, Él permanece fiel, porque Dios no puede negarse a sí mismo. Dios no puede negar que es bueno, bello y bondadoso.
RECAPITULANDO
Hoy, te invito a que abras tu corazón y que le digas al Señor: “Señor si hay algo imposible en mi vida, yo sé que tu promesa es más fuerte que toda la oscuridad, que toda la dificultad que está pasando en mi vida. Señor, hoy quisiera pedirte que me abras esa nueva luz, que haya vida en mi hogar, que haya vida en mi familia y que, aunque nos dé risa o al mundo le dé risa porque confiamos en ti, sabemos que contigo hay victoria porque, Tú mandas a tus ángeles o vienes tú mismo en nuestro rescate."
ORACIÓN FINAL
"Queridos amigos, antes de terminar como siempre quiero pedirles a ustedes que por favor oren por mí, para que yo pueda ser fiel a este ministerio que se me ha confiado, para que pueda vivir con fe esto que estamos compartiendo aquí, que nada más ni nada menos, es la palabra de Dios, la historia de nuestra salvación. Para que yo pueda enseñar la verdad y para que también pueda cumplir lo que he enseñado. Y que la bendición de Dios Todopoderoso que es Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre cada uno de ustedes y los acompañe siempre. Y por favor no te olvides de que hoy puedes alabar, bendecir y predicar con la palabra de Dios." (Fray Sergio)
CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA
Gn 18:1-15
706 Contra toda esperanza humana, Dios promete a Abraham una descendencia, como fruto de la fe y del poder del Espíritu Santo (cf. Gn 18, 1-15; Lc 1, 26-38. 54-55; Jn 1, 12-13; Rm 4, 16-21). En ella serán bendecidas todas las naciones de la tierra (cf. Gn 12, 3). Esta descendencia será Cristo (cf. Ga 3, 16) en quien la efusión del Espíritu Santo formará "la unidad de los hijos de Dios dispersos" (cf. Jn 11, 52). Comprometiéndose con juramento (cf. Lc 1, 73), Dios se obliga ya al don de su Hijo Amado (cf. Gn 22, 17-19; Rm 8, 32;Jn 3, 16) y al don del "Espíritu Santo de la Promesa, que es prenda ... para redención del Pueblo de su posesión" (Ef 1, 13-14; cf. Ga 3, 14).
Gn 18:1-15 y Gn 18:16-33
2571 Habiendo creído en Dios (cf Gn 15, 6), marchando en su presencia y en alianza con él (cf Gn 17, 2), el patriarca está dispuesto a acoger en su tienda al Huésped misterioso: es la admirable hospitalidad de Mambré, preludio a la anunciación del verdadero Hijo de la promesa (cf Gn 18, 1-15; Lc 1, 26-38). Desde entonces, habiéndole confiado Dios su plan, el corazón de Abraham está en consonancia con la compasión de su Señor hacia los hombres y se atreve a interceder por ellos con una audaz confianza (cf Gn 18, 16-33).
Gn 18:10-14
489 A lo largo de toda la Antigua Alianza, la misión de María fue preparada por la misión de algunas santas mujeres. Al principio de todo está Eva: a pesar de su desobediencia, recibe la promesa de una descendencia que será vencedora del Maligno (cf. Gn 3, 15) y la de ser la madre de todos los vivientes (cf. Gn 3, 20). En virtud de esta promesa, Sara concibe un hijo a pesar de su edad avanzada (cf. Gn 18, 10-14; 21,1-2). Contra toda expectativa humana, Dios escoge lo que era tenido por impotente y débil (cf. 1 Co 1, 27) para mostrar la fidelidad a su promesa: Ana, la madre de Samuel (cf. 1 S 1), Débora, Rut, Judit, y Ester, y muchas otras mujeres. María "sobresale entre los humildes y los pobres del Señor, que esperan de él con confianza la salvación y la acogen. Finalmente, con ella, excelsa Hija de Sión, después de la larga espera de la promesa, se cumple el plazo y se inaugura el nuevo plan de salvación" (LG 55).
Gn 18:14
148 La Virgen María realiza de la manera más perfecta la obediencia de la fe. En la fe, María acogió el anuncio y la promesa que le traía el ángel Gabriel, creyendo que «nada es imposible para Dios» (Lc 1,37; cf. Gn 18,14) y dando su asentimiento: «He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra» (Lc 1,38). Isabel la saludó: «¡Dichosa la que ha creído que se cumplirían las cosas que le fueron dichas de parte del Señor!» (Lc 1,45). Por esta fe todas las generaciones la proclamarán bienaventurada (cf. Lc 1,48).
276 Fiel al testimonio de la Escritura, la Iglesia dirige con frecuencia su oración al "Dios todopoderoso y eterno" (omnipotens sempiterne Deus...), creyendo firmemente que "nada es imposible para Dios" (Lc 1,37; Gn 18,14; Mt 19,26).
Gn 18:20 y Gn 19:13
1867 La tradición catequética recuerda también que existen “pecados que claman al cielo”. Claman al cielo: la sangre de Abel (cf Gn 4, 10); el pecado de los sodomitas (cf Gn 18, 20; 19, 13); el clamor del pueblo oprimido en Egipto (cf Ex 3, 7-10); el lamento del extranjero, de la viuda y el huérfano (cf Ex 22, 20-22); la injusticia para con el asalariado (cf Dt 24, 14-15; Jc 5, 4).
Gn 19
332 Desde la creación (cf Jb 38, 7, donde los ángeles son llamados "hijos de Dios") y a lo largo de toda la historia de la salvación, los encontramos, anunciando de lejos o de cerca, esa salvación y sirviendo al designio divino de su realización: cierran el paraíso terrenal (cf Gn 3, 24), protegen a Lot (cf Gn 19), salvan a Agar y a su hijo (cf Gn 21, 17), detienen la mano de Abraham (cf Gn 22, 11), la ley es comunicada por su ministerio (cf Hch 7,53), conducen el pueblo de Dios (cf Ex 23, 20-23), anuncian nacimientos (cf Jc 13) y vocaciones (cf Jc 6, 11-24; Is 6, 6), asisten a los profetas (cf 1 R 19, 5), por no citar más que algunos ejemplos. Finalmente, el ángel Gabriel anuncia el nacimiento del Precursor y el del mismo Jesús (cf Lc 1, 11.26).
Gn 19:1-29
2357 La homosexualidad designa las relaciones entre hombres o mujeres que experimentan una atracción sexual, exclusiva o predominante, hacia personas del mismo sexo. Reviste formas muy variadas a través de los siglos y las culturas. Su origen psíquico permanece en gran medida inexplicado. Apoyándose en la Sagrada Escritura que los presenta como depravaciones graves (cf Gn 19, 1-29; Rm 1, 24-27; 1 Co 6, 10; 1 Tm 1, 10), la Tradición ha declarado siempre que “los actos homosexuales son intrínsecamente desordenados” (Congregación para la Doctrina de la Fe, Decl. Persona humana, 8). Son contrarios a la ley natural. Cierran el acto sexual al don de la vida. No proceden de una verdadera complementariedad afectiva y sexual. No pueden recibir aprobación en ningún caso.