Día 129: David cae en adulterio
INTRODUCCIÓN
Veíamos que David es un hombre compasivo, misericordioso. Ahora está dando luchas muy fuertes, consigue grandes victorias y estos son momentos de gran alegría para todo el pueblo.
Los israelitas ya veteranos, que tienen sus mejores fuerzas, sus mejores mercenarios han dado los combates con David contra los amonitas y evitan que éstos se unan, así que ahora Israel está tomando mucha fuerza y más victoria. David más que nunca se siente el verdadero Rey, y sin duda alguna lo es.
Algunos aspectos de la vida de David son muy interesantes y todos estos momentos son grandes triunfos. Ha habido dolor, persecución, pero en todo David ha triunfado y ha obtenido victoria, no solo frente a los ojos de los hombres de su pueblo, sino frente a los ojos de Yahvé, quien ha visto las obras de David y las ha bendecido.
Hoy veremos momentos difíciles para David. Gracias a que Dios lo ha bendecido, él es el Rey. Pero el hecho de ser ungidos, de ser bendecidos por Dios no nos libra de la tentación. Ahí siempre está la tentación delante de nosotros. Los problemas siempre están delante de nosotros, el problema es cómo enfrentamos estos problemas de la vida diaria, cómo podemos dejar que estos problemas, que las tentaciones se conviertan en una experiencia exitosa para nosotros y podamos tener victoria en el Señor. No porque con nuestras fuerzas podemos evitar la tentación, sino porque con la ayuda de Dios podemos salir vencedores.
Hoy leeremos sobre el pecado de David, el cual opaca en muchas ocasiones todas las obras buenas que David hizo. A nosotros también nos pasa que a veces nos fijamos más en las fallas de las personas que en todo lo bueno que han hecho.
Leeremos el Segundo libro de Samuel, capítulo 11; 1 de Crónicas, capítulos 14 y 15; y el Salmo 32.
PUNTOS CLAVE
Hemos leído sobre todas las victorias de David y cómo Dios le concedió grandes victorias. Pero hoy vemos una de las derrotas de David, se dejó seducir por sus pasiones. Dejó que sus ojos se posaran sobre una mujer que se estaba bañando y entró el pecado en la vida de este hombre que estaba tratando de serle fiel a Dios.Dios no le ha quitado la bendición, él lo ha convertido en uno de los reyes más famosos hasta el día de hoy. Pero David, comete este pecado en Jerusalén.
En lugar de salir con su ejército a la batalla, se quedó en su casa y allí cometió adulterio. Se acuesta con Betsabé—la esposa de Urías—porque la vió con ojos de deseo. Luego, para tapar su falta, quiere que Urías vaya a su casa y se acueste con su esposa. Pero Urías es un hombre fiel al rey y a los soldados y se niega a ir a su casa, comer, beber y acostarse con su mujer mientras los soldados están todos en las barracas.
David empieza a conspirar contra la vida de Urías. David cree que su pecado va a taparse con la muerte de Urías, pero no, Yahvé se ha dado cuenta y los enemigos de David también lo notan se dan cuenta de que lo que David ha hecho no le agrada a Yahvé.
El pecado de David está latente, Dios no va a dejar pasar el pecado de su elegido. De ahora en adelante David va a tener que pagar algunas consecuencias (lo veremos más adelante cuando empiecen las caídas de David).
Normalmente en los tiempos antiguos, el rey siempre iba a la guerra. Es extraño ver que el rey David estaba en casa mientras su pueblo estaba en combate. Este quedarse en casa no le sirvió, sino para esos dos pecados a David: uno, fijarse en Betsabé y dos, maquinar la muerte de Urías.
David envió a Joab con los veteranos y todo Israel a que combatiera contra los amonitas, pero él no fue y se quedó en su casa. Esa no era la manera habitual como él actuaba. Pero vemos que se dejó distraer por una mujer. David, que venía caminando en fidelidad a Yahvé y que venía trabajando asiduamente por complacer a su Dios, se dejó arrastrar por la pasión y el deseo.
¿Quién fue culpable de esto? Algunos dicen: «el culpable fue él.» Otros dicen: «La culpable fue ella, que se bañó en público.» La verdad es que en cuestiones de adulterio hay un consenso. Pero Dios viene a pedirle cuentas a David, su ungido.
De esta unión de David con Betsabé, va a nacer un bebé que va a nacer y del cual hablaremos en los siguientes capítulos. Pero de esta unión también va a nacer Salomón, el rey más sabio que ha existido en toda la tierra.
Pidámosle hoy al Señor, que de nuestros pecados, fallas y caídas, nos permita levantarnos. Que podamos disfrutar de la lealtad que Dios tiene para con nosotros. Que, aunque nosotros no seamos leales con Él, que su lealtad siga brillando porque de ahí, de este pecado de David nace el gran Salomón.
Situaciones como la inmoralidad sexual, los robos y otras situaciones de pecado, lastiman. Pero, a veces, estas acciones que se perpetúan contra otros o contra nosotros mismos, nos ayudan a transformar nuestras propias vidas.
Pidámosle al Señor que cualquiera que haya sido la situación en la que hayamos caído, tú, tu hermano, mi vecino, yo, la iglesia, cualquier persona, sea una oportunidad para transformarnos, para hacernos nuevos, para construir un futuro lleno de amor, de misericordia, de perdón. No permitamos que la venganza, que el odio se apodere nuestras vidas sino todo lo contrario, que sea la misericordia divina la que permee cada una de las acciones de nuestra vida. Que aunque el panorama sea oscuro, sea el Señor el que nos dé la luz para que podamos encontrar—incluso en esos momentos de oscuridad—la gran bendición que Dios tiene preparada para nosotros.
Salomón será un rey de bendición para el pueblo. Aunque nació del pecado del rey David, Dios fue el que lo liberó y lo hizo grande. Y eso no quiere decir que él va a ser el rey perfecto. Salomón también tendrá sus fallas, pero también será bendecido.
Si tú has fallado, no te preocupes. Pídele al Señor que te bendiga, que bendiga a tus hijos, que bendiga a tu familia, que bendiga tu trabajo, que bendiga a tus vecinos. Y más que fijarnos en el pecado, fijémonos en que, podemos arrepentirnos y acercarnos a la confesión y pedir la gracia del Señor para que su luz vuelva a brillar en nuestras vidas.
ORACIÓN FINAL DE FRAY SERGIO
Y antes de despedirme por favor oren por mí. Para que sea fiel a este ministerio que se me ha confiado, para que pueda vivir con fe esto que leo, que comparto, para que pueda enseñar siempre la verdad y para que también pueda cumplir lo que he enseñado. Y que la bendición de Dios Todopoderoso que es Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre cada uno de ustedes y los acompañe siempre. ¡Que Dios los bendiga!
COMENTARIOS ADICIONALES
2 S 11:2-5 – Crimen de David
El Catecismo de la Iglesia Católica (CEC) nos enseña en el párrafo 2380 que el adulterio se refiere a la infidelidad conyugal. Cuando dos miembros de la pareja, de los cuales al menos uno está casado con otra persona, tienen relaciones sexuales—incluso transitorias—cometen adulterio. Cristo condena incluso el adulterio de mero deseo "Todo el que mira a una mujer deseándola, ya cometió adulterio con ella en su corazón" (Mt 5:28 ). Por lo tanto, el sexto mandamiento y el Nuevo Testamento prohíben absolutamente el adulterio.
Además, quien comete adulterio falta a su compromiso, hace daño al signo de la alianza—que es el vínculo matrimonial—transgrede los derechos del otro cónyuge y socava la institución del matrimonio al romper el contrato en el que se basa. Adicionalmente, compromete el bien de la generación humana y el bienestar de los hijos que necesitan la unión estable de sus padres (Cf. CEC 2381).
El pecado de adulterio es una falta grave. Los profetas denuncian la gravedad del adulterio y lo utilizan frecuentemente como una imagen del pecado de idolatría, la más grave ofensa contra Dios.
2 S 11:14-17
David deliberadamente manda a Urías, el hitita, al frente del combate para que muera en combate. Tanto la Biblia como el Catecismo especifican la prohibición contenida en el quinto mandamiento: "no causes la muerte al inocente y al justo"(Ex 23:7). El catecismo nos enseña en el párrafo 2261 que el asesinato es gravemente contrario a la dignidad del ser humano, a la regla de oro y a la santidad del Creador. La ley que lo prohíbe es universalmente válida: obliga a todos y cada uno, siempre y en todo lugar.
Adicionalmente, nuestro Señor Jesucristo, en el Sermón de la Montaña, recuerda el mandamiento "no matarás" (Mt 5:21) y añade como faltas en contra el quinto mandamiento a la ira, el odio y la venganza (Cf. CEC 2262).
(Comentarios basados en el Catecismo de la Iglesia Católica, o por sus siglas en latín CEC - Catechismus Catholicæ Ecclesiæ)
Salmo 32
El segundo salmo penitencial es muy original y en extremo difícil. Original porque es una oración penitencial retrospectiva: se pronuncia cuando ha terminado el proceso o la parte más importante. El orante reflexiona sobre su experiencia personal (3-5.7-8) y la generaliza para comunicarla (1-2.6.9-10). La Iglesia reza esta súplica como uno de los siete salmos penitenciales: el texto se adapta muy bien a la situación del cristiano, pecador perdonado por Cristo, en el seno de la comunidad. [Luis Alonso Schökel]
(Comentario tomado del website https://www.eltestigofiel.org/index.php?idu=sl_16947. Accesado el día 30 de mayo de 2022)