Día 54: La Tribu de Levi

INTRODUCCIÓN

Cada uno de estos capítulos nos va mostrando cómo cada israelita tenía que saber quién era y cuál era su familia, cuál era su ascendencia familiar. Pues no podían ir a la guerra a menos que cada miembro de cada tribu supiese su posición. Y así durante todos estos años de desierto, que vamos a estar leyendo, veremos cómo la disposición del campamento y el orden a seguir es tan importante para esta marcha que van a tener por el desierto. Ellos eran ordenados según las direcciones que el mismo Dios les había dado.


Ayer, en el capítulo segundo, veíamos cómo se levantaban banderas en el campamento. Esas eran banderas bajo las cuales debían acampar los hijos de Israel. Y quizás nos podemos preguntar qué era lo que decían o qué tipo de diseños aparecían en estas banderas y la verdad no nos dice. Hay muchas teorías, hay personas que han especulado al respecto pero prefiero reservar ese comentario por ahora. Así que, es más importante saber que lo que hemos aprendido hasta ahora es que para los hijos de Israel siempre era necesario saber su genealogía.


Deben tener siempre pendiente quiénes son ya qué familia y a qué tribu pertenecen. Y, si saben su linaje, así pues van a poder saber cuál es el lugar que les corresponde a ellos en el campamento. pues vimos que los Levitas tenían un puesto especial. A ellos no se les tenía en cuenta para los servicios militares. Ellos no eran contados para la guerra porque estaban completamente ocupados en el manejo del Tabernáculo. Ellos eran los encargados de levantarlo, es decir, lo armaban de noche cuando entraban en el campamento y lo desarmaban cuando estaban listos para marchar a la mañana siguiente. Y hoy, pues tendremos mucho más acerca de quiénes eran los Levitas.


ORACIÓN INICIAL

Padre de amor y misericordia, Tú qué haces lo cuente la lengua los niños, educa también la mía e infunde en mis labios la gracia tu bendición, Padre, Hijo y Espíritu Santo. Y a ti te invito para que pidas al Espíritu Santo que él abra nuestra mente y nuestro corazón para que podamos seguir gozando esta palabra de Dios en nuestras vidas hoy.


PUNTOS CLAVES

  • Estamos con estos lindos capítulos del inicio de los Números, que realmente es la continuación del Éxodo, como lo hemos venido diciendo. Y hoy hemos hablado de la posición de los levitas, pues ya ayer habíamos hablado de los demás pueblos alrededor del campamento. Y todo esto lo podríamos aplicar a nosotros hoy. Cómo en la marcha en nuestra vida necesitamos todos tener una posición. Esta marcha por el desierto nos va enseñando que tú y yo debemos encontrar nuestro puesto, debemos encontrar nuestro lugar en la presencia de Dios, en la Iglesia. Y tal vez hoy podríamos preguntarnos: “¿Estamos tal vez usurpando el puesto de otros? ¿Estamos tomando el lugar que le corresponde a otro? ¿Estoy acaso ocupando el puesto en la iglesia que yo puedo desempeñar y que realmente me pertenece a mí o estoy tomando el de otra persona?”


  • ¿Qué tal si hoy nos animamos, y animamos a todos los demás de nuestros hermanos de nuestra familia, de nuestra iglesia, de nuestra comunidad a que cada uno encuentre su puesto? Así, de esta manera el hermano humilde, sencillo, que es callado, si le ayudamos a encontrar su puesto, va a estar mucho mejor. Y tal vez tú, que no había encontrado tu puesto, lo puedes ver hoy y descubrir cuál es el don que Dios quiere para ti, que tú lo ejerzas para que nutras tu comunidad, tu trabajo, tu familia. Porque cada uno de nosotros tiene algo que dar. Dios no dejó a nadie sin un don, sin un regalo. Y así, de esta manera tratamos de hacer lo que nos corresponde y no de hacer el trabajo de otros. Más bien, decimos: “Señor ¿Qué me has llamado tú a ser, a mí en particular? ¿Cuál es mi llamado?” Porque muchas veces queremos hacerlo todo y no permitimos que los demás hagan su parte en la misión del Señor.

  • Tal vez a veces acaparamos todas las posiciones. Hay personas que lo quieren hacer todo y con eso espantan, alejan, ahuyentan a los demás del servicio del Señor. La tribu de Leví hoy fue dada al sacerdote Aarón para que le ayudara a desempeñar su ministerio. Pues él era el sacerdote y necesitaba a gente que lo ayudara. Ustedes y yo somos creyentes que estamos en la iglesia y todos hemos sido bautizados y compartimos ese sacerdocio real de Cristo. Por eso en el bautismo nos hacemos sacerdotes, profetas y reyes. Hemos sido entregados a nuestro Dios, al gran sumo sacerdote. Así que podríamos recordar uno de los capítulos favoritos míos, el de Juan, capítulo 17, donde el señor dice: “Mira, todos estos eran tuyos pero tú me los diste, y ellos han guardado tu palabra. Y ellos han conocido que todas las cosas provienen de ti”.

  • ¿Qué tal si nosotros decimos: “Señor, sí, tú nos has entregado a Jesucristo y hoy queremos servirle a él”? Pero para esto tenemos que hacer oración. Tenemos que ser realmente esa Iglesia de creyentes que son entregados a Jesús y que decimos: “Aquí estamos, queremos entregarnos”. Nosotros somos una ofrenda de amor al Padre que le ha entregado a su hijo Jesucristo. Y podemos pensar que Jesús hoy nos recibe y nos recibe con gran amor porque Dios Padre nos está regalando a él. De esta manera vemos lo importante que somos, pues Dios Padre le ha regalado algo bueno a su Hijo y ese regalo eres tú, soy yo, es la comunidad, es tu amigo, es el perezoso, es el triste, es el que ha faltado al a los mandamientos, pero todos son un regalo de Dios. Todos nosotros debemos ayudarnos para encontrar nuestro puesto, y así redimirnos y salir adelante. Pidámosle hoy que Dios todopoderoso nos consagre a su servicio, que consagre nuestras familias, que nos dediquemos a ser suyos, que hagamos su voluntad y que pensemos seriamente en esto.

  • Vimos hoy cómo Dios organizó todo de manera lógica, cómo puso a cada grupo de manera inteligente y ordenada en el desierto. Con esto nos damos cuenta que Dios es un Dios de orden; es un Dios que requiere que tú y yo seamos obedientes. Porque a Él lo único que le preocupa es el bienestar de los suyos, el bienestar de todos los que estamos aquí en el mundo. Dios nos creó, Él nos conoce al máximo y lo único que él quiere es, como todo papá, que sus hijos estén bien. Él quiere que nosotros seamos obedientes a su palabra, que nos dejemos guiar por el Espíritu Santo, que mantengamos con Él una comunicación abierta, que seamos permanentes en esa comunicación con Él. Que sea un poquito más fluida, que nosotros le podamos adorar, que nosotros podamos alabarle, que podamos recurrir a él para dar gracias, para pedir en los momentos de soledad, en los momentos de tristeza. Él sabe perfectamente tu situación, la mía. Él sabe que bienes materiales tenemos y que nos hace falta. Él sabe qué es lo que es necesario para satisfacer nuestras necesidades corporales como espirituales. Por qué no organizarnos, ponernos en el puesto que nos corresponde y decirle: “Señor, aquí estamos, listos para marchar por el desierto de la vida. Sabemos que tú eres un Dios de orden. Búscame mi lugar, muéstrame mi lugar, quiero ser obediente a tu Palabra, a tu ley, a tu voluntad. Así que hoy, Señor, más que nunca, te entrego mi familia, te entrego mi vida, porque sé que soy un regalo que tú le has dado a Jesucristo”. Que el mismo Jesús venga y toque nuestra vida, nuestro corazón; y nos muestre porque él es el Camino, la Verdad y la Vida.


ORACIÓN FINAL

Pero antes de despedirme, hoy quiero pedirles que, por favor, vuelvan a orar por mí, para que yo sea fiel al ministerio que se me ha confiado, para que pueda vivir con fe lo que leo y lo que comparto con ustedes, para que pueda enseñar siempre la verdad y para que yo también pueda cumplir lo que leo y enseño. Y que la bendición de Dios Todopoderoso que es Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre ustedes y los acompañe siempre ¡Que Dios los bendiga!


PARA MEDITAR

  • Fray Sergio nos recordó hoy que, del mismo modo como Dios designó a varias familias dentro del grupo de Levitas para distintos servicios, todos tenemos dones para la edificación de la comunidad. Reflexiona ¿qué dones, carismas y talentos posees que puedan servir para fortalecer tu comunidad?


CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA

Nm 3, 14-39

Un sólo cuerpo, diversidad de dones

791 La unidad del cuerpo no ha abolido la diversidad de los miembros: "En la construcción del Cuerpo de Cristo existe una diversidad de miembros y de funciones. Es el mismo Espíritu el que, según su riqueza y las necesidades de los ministerios, distribuye sus diversos dones para el bien de la Iglesia". La unidad del Cuerpo místico produce y estimula entre los fieles la caridad: "Si un miembro sufre, todos los miembros sufren con él; si un miembro es honrado, todos los miembros se alegran con él" (LG 7). En fin, la unidad del Cuerpo místico sale victoriosa de todas las divisiones humanas: "En efecto, todos los bautizados en Cristo os habéis revestido de Cristo: ya no hay judío ni griego; ni esclavo ni libre; ni hombre ni mujer, ya que todos vosotros sois uno en Cristo Jesús" (Ga 3, 27-28).


Los carismas

799 Extraordinarios o sencillos y humildes, los carismas son gracias del Espíritu Santo, que tienen directa o indirectamente una utilidad eclesial; los carismas están ordenados a la edificación de la Iglesia, al bien de los hombres y a las necesidades del mundo.


800 Los carismas se han de acoger con reconocimiento por el que los recibe, y también por todos los miembros de la Iglesia. En efecto, son una maravillosa riqueza de gracia para la vitalidad apostólica y para la santidad de todo el Cuerpo de Cristo; los carismas constituyen tal riqueza siempre que se trate de dones que provienen verdaderamente del Espíritu Santo y que se ejerzan de modo plenamente conforme a los impulsos auténticos de este mismo Espíritu, es decir, según la caridad, verdadera medida de los carismas (cf. 1 Co 13).


801 Por esta razón aparece siempre necesario el discernimiento de carismas. Ningún carisma dispensa de la referencia y de la sumisión a los pastores de la Iglesia. "A ellos compete especialmente no apagar el Espíritu, sino examinarlo todo y quedarse con lo bueno" (LG 12), a fin de que todos los carismas cooperen, en su diversidad y complementariedad, al "bien común" (cf. 1 Co 12, 7; cf. LG 30; CL, 24).


COMENTARIOS ADICIONALES


Nm 3,5-10 - Los levitas

En este pasaje se fundamenta la diferenciación entre los sacerdotes y los levitas que más adelante aparecerá con precisión (cfr 18,1-7). De una parte, en él se muestra el origen común de sacerdotes y levitas, todos descendientes de Leví y, por tanto, de igual dignidad; y, de otra, se fundamenta la diferenciación de sus funciones como procedente de la misma constitución del pueblo en el Sinaí. El menor rango de los levitas —viene a decir el texto— se debe a la voluntad de Dios que quiso «dárselos» como servidores a Aarón y a sus hijos (cfr 3,9); y, en la realización de sus funciones, aunque sean humildes, cumplen lo que el Señor ordenó a Moisés, es decir, obedecen la Ley de Dios.”

(Comentario tomado de la Sagrada Biblia Universidad de Navarra, edición Latinoamericana, versión electrónica)


Nm 3,11

"Los levitas pertenecen a Yahvé, como los primogénitos a quienes sustituyen, Ex 13 11+. Su estatuto esboza en una forma primitiva el ideal de consagración que florecerá en el Cristianismo con el sacerdocio y la institución monástica. Como en Ex 13 14, esta institución se vincula a la décima plaga de Egipto (Ex 11 4s; 12 29s), y la elección de los levitas se toma como una sustitución de los primogénitos israelitas salvados, ver 8 12.”

(Comentario tomado de la Biblia de Jerusalén, nueva edición totalmente revisada y aumentada. Versión electrónica)