Día 116: Abigail teme a Yahvé y salva a su casa
Día 116: Abigail teme a Yahvé y salva a su casa
1 Samuel 25, Salmo 63
INTRODUCCIÓN
Hemos visto cómo la envidia, cuando hay personas que parece que están triunfando más que nosotros, y el corazón del hombre se empieza a llenar de cierto deseo de venganza porque los otros triunfan más o les va mejor en la vida.
Un sentimiento extraño se ha apoderado del corazón del rey Saúl y ha venido en contra de su fiel servidor, David. Saúl continúa en sus campañas de odio y persecución. Ha querido dar muerte a David, pero los papeles se invirtieron. Dios ha librado a David y éste escapó de Queilá.
Saúl desiste de perseguirlo por un momento, pero después empieza esta persecución un poco más fuerte y Dios pone a este rey en las manos de David, pero David respeta al ungido de Yahvé.
Saúl piensa que todo lo puede, pero Dios le demuestra que fuera de su voluntad no somos nada, que todo lo podemos perder e incluso la misma vida.
Por otra parte, hemos visto que las acciones de Jonatán revelaban que era un hombre noble, con una actitud muy recta, que es un hombre de palabra y ahora tiene un pacto con David.
David, aunque está siendo injustamente perseguido, no alza la mano contra el ungido porque sabe que Dios se ocupa de todas las empresas que él inicia y Él es el que ha empezado este en reinado en Israel. Ha dicho: “Sí, pueden tener un rey”. Así que David dice: “Señor, si tú empezaste hasta ahora tú la llevarás a buen fin”.
En el programa pasado hablamos de que no hay que hacer justicia con nuestras propias manos. Tenemos que dejar que Dios actúe, que tome cartas sobre los asuntos y que sea Él quien haga que la justicia se dé.
Hoy leeremos sobre la muerte de Samuel. Samuel muere en un lugar donde se retira y David empieza a tener ciertos enojos.
Hoy leeremos el Primer Libro de Samuel, capítulo 25 y el Salmo 63. Este es el día 116.
PUNTOS CLAVE
Hoy leemos sobre la muerte de Samuel. El relato es bastante corto. Simplemente nos llega la noticia de que la gente se reúne para llorar su muerte. Samuel fue un gran hombre de Dios. Vimos cómo desde el vientre, su madre lo entrega al servicio y Samuel se dedica a serle fiel a Yahvé. Fue una persona extraordinaria. Nos ayudó a entender ese paso que tuvimos de los Jueces —que los leíamos hace unas semanas atrás— y cómo entramos en esto del Reino, como empezamos este nuevo periodo. Gracias a Samuel se da ese paso.
Samuel nos muestra también que durante el Antiguo Testamento hay transiciones, lo mismo que veremos cuando sea la transición entre Juan el Bautista y Jesús. Hay ese puente, ese hombre que sirve de puente. Samuel influía siempre para el bien. Fue quien impidió que Saúl descargará todo su odio contra David. Él quería mantenerse con todos estos actos de venganza, pero ahí estaba Samuel siempre ayudando a que las cosas tomaran el buen camino.
Hoy leemos también cómo David se enoja contra Nabal porque es un hombre perverso y el corazón de David se enciende en ira y está presto a matar. Quiere matar a Nabal y a todos los hombres que viven en este territorio. Pero Dios es maravilloso y suscita en el corazón de una mujer el deseo de parar la ira de David. La esposa de este hombre necio (mujer bella y prudente), baja al encuentro de David con regalos. Quiere ejercer una influencia sobre David para que calme su ira. Veremos cómo más adelante esta misma mujer usa esa influencia sobre David en muchas otras ocasiones para ayudarlo, y se convierte en una persona en la cual el rey va a encontrar muchísimo apoyo.
Fué muy breve el informe de la muerte de Samuel, un hombre maravilloso que huyó lejos de Saúl, que tuvo que ungir al primero y segundo rey de Israel. Esto lo veremos un poquito más cuando lleguemos al Primer Libro de los Reyes.
Abigail trae un mensaje a David y le dice: “Mira, no cometas este pecado, no llenes tus manos de sangre. Mantente conforme a la voluntad de Dios. No dañes tu corazón”. Y nos damos cuenta cómo a veces tenemos momentos en el que nosotros nos volvemos necios y ciegos por nuestras iras, por nuestros rencores, y aparecen todas estas personas que son tan importantes que nos enseñan a conocer y amar a Dios y que alejan de nosotros todos estos malos deseos.
Deberíamos poner atención a todas estas personas que Dios pone en nuestro camino cuando estamos en momentos de ira, cuando estamos en momentos en los que estamos perdiendo los estribos. Dios mira con bondad a cada uno de nosotros y pone personas de nuestro camino para que no cometamos estos errores. Así que, muchas veces tenemos que abrirnos y permitir que estas personas tengan esa influencia en nuestras vidas.
Hoy esta mujer habló en nombre de Yahvé y el David escuchó atentamente. Cuando dejamos que sea Dios el que tome justicia, Él lo hace a su manera.
Nabal estaba embriagado, estaba de fiesta y, al otro día, su corazón le hizo una mala pasada y al poco tiempo murió. De esta manera David no tuvo que tomar la venganza en sus manos. David no tuvo que ensuciarse con venganzas, rencillas y sangre de hombres inocentes que simplemente estaban al servicio de Nabal.
Qué hermoso darnos cuenta que Dios le habla claro a todas las personas, que Dios siempre mira el corazón de una persona, los motivos de su vida o de su alegría y busca la manera de consolarlos o de celebrar con ellos. Dios es el único que puede ver nuestro interior.
ORACIÓN FINAL DE Fr. SERGIO
"Pidámosle hoy al Señor que nos mire, que analicen nuestro corazón y que nos mande ayuda como se la mandó hoy a David a través de Abigail, que mande estas personas que nos pueden traer paz, consuelo, solaz, que pueden alejar de nosotros la ira, que pueden ayudarnos a nosotros a ser mejores seres humanos. Pero, como siempre, para esto no nos olvidemos de orar.
Y es por eso que les pido a ustedes siempre que oren por mí, para que sea fiel a este ministerio de leer la Biblia y de compartirla con ustedes todos los días, para que yo pueda vivir con fe, esto que leo esto que comparto con ustedes, para que pueda enseñar siempre la verdad y para que yo también pueda cumplir lo que he enseñado. Y que la bendición de Dios Todopoderoso que es Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre cada uno de ustedes y los acompañe siempre. ¡Que Dios los bendiga!"
CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA
El homicidio voluntario
2268 El quinto mandamiento condena como gravemente pecaminoso el homicidio directo y voluntario. El que mata y los que cooperan voluntariamente con él cometen un pecado que clama venganza al cielo (Cf. Gn 4, 10).
El infanticidio (Cf. GS 51), el fratricidio, el parricidio, el homicidio del cónyuge son crímenes especialmente graves a causa de los vínculos naturales que destruyen. Preocupaciones de eugenesia o de salud pública no pueden justificar ningún homicidio, aunque fuera ordenado por las propias autoridades.
2269 El quinto mandamiento prohíbe hacer algo con intención de provocar indirectamente la muerte de una persona. La ley moral prohíbe exponer a alguien sin razón grave a un riesgo mortal, así como negar la asistencia a una persona en peligro.
La aceptación por parte de la sociedad de hambres que provocan muertes sin esforzarse por remediarlas es una escandalosa injusticia y una falta grave. Los traficantes cuyas prácticas usurarias y mercantiles provocan el hambre y la muerte de sus hermanos los hombres, cometen indirectamente un homicidio. Este les es imputable (Cf. Am 8, 4-10).
El homicidio involuntario no es moralmente imputable. Pero no se está libre de falta grave cuando, sin razones proporcionadas, se ha obrado de manera que se ha seguido la muerte, incluso sin intención de causarla.
(Todas las citas están tomadas del Catecismo de la Iglesia Católica disponible en línea en el sitio web del Vaticano. https://www.vatican.va/archive/catechism_sp/index_sp.html)
COMENTARIOS ADICIONALES
Papa Francisco. Misas Matutinas en la Capilla de la Domus Sanctæ Marthaæ. Martes 18 de junio de 2013
El arte de amar a los enemigos
"Amar a nuestros enemigos, a quienes nos persiguen y nos hacen sufrir, es difícil; ni siquiera es un «buen negocio». Sin embargo es el camino indicado y recorrido por Jesús para nuestra salvación. En su homilía del 18 de junio el Pontífice recordó que la liturgia propone estos días reflexionar sobre los paralelismos entre «la ley antigua y la ley nueva, la ley del monte Sinaí y la ley del monte de las Bienaventuranzas». Entrando en las lecturas —de la segunda carta de san Pablo a los Corintios (8, 1-9) y del Evangelio de Mateo (5, 43-48 )—, el Santo Padre se detuvo en la dificultad del amor a los enemigos, preguntándose cómo es posible perdonar: «También nosotros, todos nosotros, tenemos enemigos, todos. Algunos enemigos débiles, algunos fuertes. También nosotros muchas veces nos convertimos en enemigos de otros; no les queremos. Jesús nos dice que debemos amar a los enemigos».
«Jesús nos dice dos cosas —expresó el Papa afrontando la cuestión de cómo amar a los enemigos—: primero, mirar al Padre. Nuestro Padre es Dios: hace salir el sol sobre malos y buenos; hace llover sobre justos e injustos. Su amor es para todos. Y Jesús concluye con este consejo: “Sed perfectos como es perfecto vuestro Padre celestial”». Por lo tanto, la indicación de Jesús consiste en imitar al Padre en «la perfección del amor. Él perdona a sus enemigos. Hace todo por perdonarles. Pensemos en la ternura con la que Jesús recibe a Judas en el huerto de los Olivos», cuando entre los discípulos se pensaba en la venganza.
«Jesús nos pide amar a los enemigos -insistió-. ¿Cómo se puede hacer? Jesús nos dice: rezad, rezad por vuestros enemigos». La oración hace milagros; y esto vale no sólo cuando tenemos enemigos; sino también cuando percibimos alguna antipatía, «alguna pequeña enemistad».
Es cierto: «el amor a los enemigos nos empobrece, nos hace pobres, como Jesús, quien, cuando vino, se abajó hasta hacerse pobre». Tal vez no es un «buen negocio» —agregó el Pontífice—, o al menos no lo es según la lógica del mundo. Sin embargo «es el camino que recorrió Dios, el camino que recorrió Jesús» hasta conquistarnos la gracia que nos ha hecho ricos.
(Fuente: L’Osservatore Romano, ed. sem. en lengua española, n. 25, viernes 21 de junio de 2013. Tomado del sitio web del Vaticano. Accesado el 30 de abril de 2022. https://www.vatican.va/content/francesco/es/cotidie/2013/documents/papa-francesco_20130618_amar-enemigos.html) c