Día 16: Dios cambia el nombre de Jacob a Israel
Evento clave 12: Jacob lucha con Dios (Génesis 32: 22-31)
Justo antes de reunirse con su hermano Esaú, a quien le había robado la bendición, Jacob "lucha" con Dios, un momento crucial en su viaje. Aquí, Jacob recibe el nombre de ISRAEL, que significa "luchar con Dios". Este es también el nombre de la nación que surgirá de sus doce hijos.
INTRODUCCIÓN
Los capítulos 31 y 32 del Génesis nos narran cómo Jacob huye de su tío Labán luego de 20 años de trabajar duro para él y soportar abusos y engaños de su parte. Sin embargo, Dios está de parte de Jacob y lo protege de todo mal. Tanto así, que su tío Labán no puede hacer nada contra él ya que Yahvé le habla en sueños, así que decide hacer un pacto de paz con Jacob. Luego vemos a Jacob preparando el terreno para reconciliarse con su hermano Esaú y envía por adelantado regalos abundantes para apaciguarlo. También leemos sobre el cambio de nombre de Jacob, quien ahora se llamará "Israel”. En cuanto a nuestro amigo Job, el pobre sigue siendo víctima de la incomprensión por parte de sus amigos, quienes insisten que él está siendo justamente castigado por Dios por su maldad oculta. Finalmente, el libro de los Proverbios nos recuerda que Yahvé nos trata como a hijos y nos invita a no despreciar Su corrección. -Vee Salazar.
ORACIÓN
"Padre de amor y misericordia, te pido que, Tú qué haces elocuente la lengua de los niños, eduques también la mía, que infundas en mis labios la gracia tu bendición, Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Y a ti que estás escuchando este podcast, te invito a que pidas el Espíritu Santo para que éste abra nuestras mentes, nuestros corazones, para que podamos gozar hoy de la palabra de Dios y la podamos compartir con todas las personas que están en nuestras vidas." (Fray Sergio)
PUNTOS CLAVES
No sé ustedes, pero realmente a mí estos capítulos me impresionan. Cómo Jacob quiso escaparse en secreto de Labán, cómo Labán se molesta, lo persigue, lo alcanza, pero Dios también habla a Labán y le dice: “Oye, tranquilo, no te dejes llevar por la furia, tratemos de hacer las cosas bien”. Jacob también se queja de la conducta de Labán, dice: “mira yo tanto que te he servido, tú me cambias la paga, me cambias los compromisos, todo” Y bueno hacen este gran pacto, un pacto de hombres que se va a honrar para el bien de los dos. Para que cada uno vaya por su camino, para que las peleas se frenen.
Así que hoy vemos como estos pactos, a veces son necesarios para que la vida siga en paz. Nosotros debemos buscar la paz cuando entramos en tantos conflictos. Lo veíamos también en el libro de Job. Job ha perdido toda ilusión pues él no es culpable, toda la gente trata de darle respuestas a su sufrimiento, pero no las hay. Lo único que le están diciendo es: “oye vuélvete y haz un pacto con Dios, reconcíliate con Dios.” Job no era culpable. Había algo externo que estaba trayendo todo este sufrimiento a su vida.
Es el caso diferente en Jacob. Todo este sufrimiento le vino porque le hizo dos jugadas terribles a su hermano. Muchas veces nosotros no tenemos respuestas, no sabemos qué es lo que está causando el sufrimiento. Ya hoy los amigos de Job están cansados de buscar la respuesta, pues nadie la sabe, ellos no sabían lo que ustedes y yo sabemos que, detrás de este sufrimiento había alguien que quería alejar a Job de Dios.
Detrás del sufrimiento de Jacob ¿qué había? Estaba el deseo de que Jacob fuera un poco mejor, que se fuera purificando, que fuera aprendiendo a perder el miedo. Hoy le tiene miedo a Labán y también le tiene miedo a su hermano Esaú. Con Labán hace un pacto y con Esaú le envía el mensaje y le dice: “Mira, ya voy llegando. Déjame llegar otra vez, quiero volver a casa” Y para esto usa de los bienes materiales y empieza a mandar regalos, empieza a abrir el camino.
También vimos que hoy Jacob peleó con un ángel. Hoy se da el cambio, ya no se llamará "Jacob'', se llamará "Israel". De aquí viene el gran pueblo que ahora empezaremos a conocer como Israel, de la descendencia de Jacob. Él ha llegado a su tierra: ahora vendrá el encuentro con su hermano para que se den los términos de paz, para que pueda haber progreso, para que pueda haber vida.
Gran enseñanza del día de hoy: nosotros no podemos negarnos a hablar con respeto, incluso con aquellas personas con las que estamos enojados, con los que han sido injustos con nosotros. Hoy Jacob recibió noticia de que su hermano Esau venía contra él y tuvo miedo. Pero él sabía que se podía encontrar una solución. Aunque había peligro, aunque había miedo, Jacob hoy pone la confianza en el poder y en la promesa de Dios. ¿Tú en dónde estás colocando hoy tu confianza? En el poder, en las promesas que Dios nos ha hecho.
RECAPITULANDO
Siguiendo el ejemplo de Jacob, quien hizo un pacto de paz con su tío Labán y ahora busca la reconciliación con su hermano Esaú, seamos nosotros también promotores de la paz y la concordia fraterna.
Colocar nuestra confianza en las promesas de Dios, porque Él es fiel.
ORACIÓN FINAL
“Antes de despedirme quisiera pedir que ustedes oren por favor por mí, para que yo pueda seguir siendo fiel al ministerio que se me ha confiado. Para que pueda vivir con fe lo que comparto con cada uno de ustedes y para que pueda enseñar la verdad y también para que yo pueda cumplir lo que enseñó. Que la bendición de Dios todopoderoso que es Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre ustedes y los acompañe siempre ¡Que Dios te bendiga!” (Fray Sergio)
CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA
Gn 31, 43-54
2304 El respeto y el desarrollo de la vida humana exigen la paz. La paz no es sólo ausencia de guerra y no se limita a asegurar el equilibrio de fuerzas adversas. La paz no puede alcanzarse en la tierra, sin la salvaguardia de los bienes de las personas, la libre comunicación entre los seres humanos, el respeto de la dignidad de las personas y de los pueblos, la práctica asidua de la fraternidad. Es la “tranquilidad del orden” (San Agustín, De civitate Dei 19, 13). Es obra de la justicia (cf Is 32, 17) y efecto de la caridad (cf GS 78, 1-2).
2305 La paz terrenal es imagen y fruto de la paz de Cristo, el “Príncipe de la paz” mesiánica (Is 9, 5). Por la sangre de su cruz, “dio muerte al odio en su carne” (Ef 2, 16; cf Col 1, 20-22), reconcilió con Dios a los hombres e hizo de su Iglesia el sacramento de la unidad del género humano y de su unión con Dios. “El es nuestra paz” (Ef 2, 14). Declara “bienaventurados a los que construyen la paz” (Mt 5, 9).
2306 Los que renuncian a la acción violenta y sangrienta y recurren para la defensa de los derechos del hombre a medios que están al alcance de los más débiles, dan testimonio de caridad evangélica, siempre que esto se haga sin lesionar los derechos y obligaciones de los otros hombres y de las sociedades. Atestiguan legítimamente la gravedad de los riesgos físicos y morales del recurso a la violencia con sus ruinas y sus muertes (cf GS 78).
Gn 32, 1-22
1435 La conversión se realiza en la vida cotidiana mediante gestos de reconciliación, la atención a los pobres, el ejercicio y la defensa de la justicia y del derecho (cf Am 5,24; Is 1,17), por el reconocimiento de nuestras faltas ante los hermanos, la corrección fraterna, la revisión de vida, el examen de conciencia, la dirección espiritual, la aceptación de los sufrimientos, el padecer la persecución a causa de la justicia. Tomar la cruz cada día y seguir a Jesús es el camino más seguro de la penitencia (cf Lc 9,23).
Gn 32, 25-31
2573 Dios renueva su promesa a Jacob, cabeza de las doce tribus de Israel (cf. Gn 28, 10-22). Antes de enfrentarse con su hermano Esaú, lucha una noche entera con “alguien” misterioso que rehúsa revelar su nombre pero que le bendice antes de dejarle, al alba. La tradición espiritual de la Iglesia ha tomado de este relato el símbolo de la oración como un combate de la fe y una victoria de la perseverancia (cf. Gn 32, 25-31; Lc 18, 1-8).