Día 98: Institución de la monarquía en Israel

INTRODUCCIÓN

Estamos llegando al último día del quinto período, el tiempo se está pasando rápido, es el día 98, en dos días completaremos nuestros 100 programas, ¡qué emoción!.

Ayer estábamos con Samuel, estamos viendo que es el tema principal, el juicio de Dios sobre los filisteos y vemos como los filisteos han tomado el arca y creyeron que tenían en sus manos lo más valioso, lo más bueno, pero cada vez que la tocaban les iba un poquito mal y dagón su ídolo se pone a los pies de Yahvé. Cada vez que el Arca del Señor era introducida en la casa de dagón ese ídolo se caía y no quedaba sino su tronco, así que Dios está mostrando que es el único y verdadero Dios y que no hay otro como Él. Por otro lado vimos que el arca contenía objetos de adoración para los israelitas pero no era para los demás, nadie puede jugar con las cosas de Dios, También nos dimos cuenta que el último de los jueces fue Elí quien fue sumo Sacerdote y que cuando le informaron la muerte de sus hijos quedó traspasado de dolor. Él era un padre un poco condescendiente, indulgente, podríamos decir en buen castellano un poco alcahueta, que siempre se mantenía muy sereno ante la inmoralidad y la injusticia de sus hijos. Hoy su corazón es perturbado con la noticia de que sus hijos han muerto en el combate. A parte de eso le han dado la noticia de que el arca cayó en manos de los enemigos de los filisteos.

Parece que este era un hombre muy grande y se sentaba tal vez en una silla muy alta y se va hacia atrás cuando escucha esta noticia y se desnucó, así llega la muerte de Elí, el último de los jueces y queda Samuel como el portavoz de Dios, así que también el día de ayer nos damos cuenta que nació el nieto de Elí y ocurre casi que al mismo instante en que se da la muerte de todos ellos, del padre y de sus dos hijos. El nombre del hijo Icabod quiere mostrar que se ha ido la gloria, que ya no hay más gloria, así que de aquí en adelante seguiremos descubriendo a otro personaje muy importante, a Samuel, que de la mano del Señor va a llevar al Pueblo a reconciliarse con Él. Vamos a ver como los filisteos son heridos y como el Arca regresa al Pueblo.


Estaremos leyendo el primero de Samuel, capítulos 6 al 8 y el Salmo 86. Este es el día 98. Empecemos.


ORACIÓN INICIAL

Padre de Amor y de Misericordia, Tú que haces elocuente la lengua de los niños, educa también la mía e infunde en mis labios la gracia de Tu bendición, Padre, Hijo y Espíritu Santo. Y a ti te invito para que pidas al Espíritu Santo que abra nuestra mente y nuestro corazón para que podamos seguir gozándonos con esta bella Palabra que el Señor nos regala.

PUNTOS CLAVES

  • Llegamos al final de este quinto momento de reflexión que llevamos en la Biblia y hemos visto en estos capítulos que el arca ha sido traída. Los israelitas parece que se están arrepintiendo solemnemente y vemos como los filisteos son vencidos. De aquí en adelante Samuel empieza a juzgar a Israel. Pasan 20 años y él se prepara para recibir el Arca e Israel por fin se aparta de lo que es la adoración a los ídolos, especialmente a los baales y a todos los que no le sirven a Dios, así que después de estos 20 años comenzaron realmente a transformar sus corazones.

  • Tal vez a veces nos hace falta un poco de tiempo para regresar a Dios. Muchas veces los hijos se van del hogar, van a la universidad, se alejan de Dios, pero con el tiempo empiezan a regresar y se dan cuenta que habían puesto al estudio, al placer y a la diversión primero que a Dios, pero llega el momento en que vuelven a disponerse y empiezan a buscar a Dios. Tenemos que buscar siempre de qué manera podemos renovarnos, qué palabra podemos usar para renovar nuestra fe ante Dios para buscar como nuestra convicción esté firme para decirle al Señor que somos un pueblo, unas personas; una familia, que necesitamos de Dios. Es lo que hemos venido descubriendo en estas lecturas, que la integridad de nuestra vida está cuando nos volvemos a las enseñanzas de Dios, cuando ponemos nuestra confianza en Él.

  • Hoy vimos como Samuel, no solamente ha sido un profeta para Israel, sino también cómo ha sido un juez para la nación. Sus hijos no han tomado el camino de su padre, que interesante, oímos de todos estos hombres que son maravillosos pero algo está pasando, sus familias no hacen lo que ven a sus padres hacer. Tenemos que pedirle al Señor que nos ayude a ser buenos ejemplos, buenos testigos de su amor, que podamos mostrarle al mundo quién es Dios para que el mundo también pueda seguir a ese Dios maravilloso que tenemos.

  • Los hijos de Samuel no eran muy idóneos, es por eso que hoy los israelitas le dicen, “danos un rey para que nos juzgue, queremos ser como todas las naciones”. Parece que esto no le agrada mucho a Samuel ni tampoco le agrada a Yahvé, así que hay grandes advertencias para el Pueblo, dice: "Miren, los reyes lo único que va a hacer es ponerles cargas, pero la gente cierra su oído, no quieren escuchar."

  • Ya veremos como más adelante cuando lleguemos a la historia de los Reyes estos son tan fuertes con el Pueblo que el Pueblo tiene que pedirle a Yahvé que los salve de ellos. Dios no estaba de acuerdo con que se pidiera un rey, lo consideró como una muy mala idea porque más que querer un rey, estaban rechazando al mismo Dios. Sin embargo Dios les permiten que escojan la manera como ellos se quieren gobernar y le dice a Samuel: “Oye, oye, escucha lo que el Pueblo te está diciendo, dales ese rey que están pidiendo, porque no es contra ti el problema es contra Mí, ellos me rechazan a Mí.

  • Dios definitivamente nos acepta en cualquier lugar en el que estemos, de rechazo, de aceptación, de adoración, pero siempre nos sigue diciendo: "Miren, este es el camino, ustedes escojan el que quieran". Así que, pidámosle hoy al Espíritu Santo que nos guíe, que como Samuel podamos ser humildes y podamos tener esa resilencia, que podamos tener la capacidad de aceptar en nuestra vida las decisiones que Dios toma, que aunque nosotros cometamos errores, que de ellos aprendamos, porque cada error trae una consecuencia, cada acción trae una consecuencia, pero que esa consecuencia no nos aleje de Dios sino que todo lo contrario, que cada día nos acerque más a ese Dios que es Misericordioso.

  • Si hay personas que están abusando del poder, pidámosle al Señor que las cambie, que cambie sus corazones y que les de ese anhelo de amar a Dios para que puedan ellos tratar con ese poder a esas personas como Dios nos ha mandado, con amor, con respeto. Si tú eres padre o madre de familia, si eres cabeza de hogar piensa que clase de autoridad estás ejerciendo y que clase de ejemplo estás dando. Estás haciendo un poder que muestra a tus hijos el camino a seguir, lo estás haciendo con humildad, con resiliencia, estas pidiendo la gracia de Dios que te guíe para tus decisiones, para que no cometas errores o estas simplemente dejándote llevar por tus pasiones, por tus emociones.

  • Pidámosle hoy a Dios que nos ayude a ser como Él es, mansos y humildes de corazón. Que podamos ser los líderes de nuestra familia, de nuestro trabajo, de nuestro pueblo, no con una ambición egoísta o con la creencia de que tenemos derecho de hacer lo que se nos venga en gana, no, pidámosle a Dios que nos de la visión, que nos de los dones, que nos de las habilidades para guiar al pueblo, a la familia, nuestra vida, nuestro trabajo y sobre todo para que en cada una de nuestras tareas diarias lo encontremos a Él.

ORACIÓN FINAL

Como siempre por favor oren por mí para que sea fiel a esta tarea que se me ha encomendado de compartir con ustedes la Palabra de Dios cada día, pidan por favor que yo sea fiel a este ministerio que se me ha encargado para que pueda vivir con fe lo que leo y lo que enseño y para que pueda enseñar siempre la verdad y cumplir lo que he enseñado y que la bendición de Dios Todo Poderoso que es Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre ustedes y los acompañe siempre, que Dios los bendiga.


PARA MEDITAR

  • Fray Sergio nos invita a pedirle hoy a Dios que nos ayude a ser como Él es, mansos y humildes de corazón. En preparación para la Semana Santa, haz el propósito de recitar las Letanías de Humildad. Puedes accesarlas en este enlace → https://www.popmiami.net/letanias-de-la-humildad/

COMENTARIOS ADICIONALES

Papa Francisco. Misas Matutinas en la capilla de la Domus Sanctæ Marhæ. Martes, 18 de septiembre de 2018.

Con mansedumbre y ternura

La capacidad de Jesús de estar «cerca de la gente», de tener «compasión» con «ternura», de fundar su «autoridad» sobre la «mansedumbre», es la misma que debería tener todo pastor en la Iglesia. En la homilía de la misa celebrada el martes 18 de septiembre en Santa Marta, el Papa Francisco volvió a detenerse en el rol y la identidad del obispo. Lo hizo gracias a una reflexión sobre el Evangelio del día (Lucas, 7, 11-17) que le permitió «contemplar» a Jesús, su estilo, para tomarlo como modelo.

El Señor, de hecho, subrayó inmediatamente el Pontífice, «tenía autoridad». Una característica que emerge de las narraciones evangélicas en las cuales se lee que «la gente le seguía porque hablaba “con autoridad”, pero no con la autoridad con la cual hablaban los doctores de la ley: ellos no tenían autoridad delante del pueblo. Sin embargo, Jesús sí». Ahí está por tanto la pregunta que dirigió toda la meditación: «¿Qué le daba a Jesús autoridad?». ¿Qué le ponía bajo una luz diferente a los ojos del pueblo, dado que, en el fondo, «la doctrina que predicaba era casi la misma que los otros»?

La respuesta se encuentra en otro pasaje del Evangelio en el que el mismo Jesús dice: «Aprended de mí, que soy humilde y manso de corazón». Es esta, según el Papa, la clave para comprender: «ahí, en esa humildad de Jesús se encuentra la explicación de su autoridad». ¿Cuál era el estilo de Jesús? «Él no gritaba, él no decía “yo soy el mesías” o “yo soy el profeta”; no hacía sonar la trompeta cuando sanaba a alguien o predicaba a la gente o hacía un milagro como la multiplicación de los panes. No. Él era humilde. Él actuaba».

Esta humildad, añadió el Pontífice, «se veía en una actitud muy especial: Jesús era cercano a la gente». En esto se distinguía: «Los doctores de la ley se alejaban de la gente, enseñaban desde la cátedra: “Vosotros tenéis que hacer esto, esto otro…” A ellos no les interesaba la gente. A ellos les interesaba, sin embargo, dar a la gente mandamientos que multiplicaban, multiplicaban a más de 300… Pero no eran cercanos a la gente». Sin embargo Jesús «estaba entre la gente, cerca de la gente». Y, se lee en el Evangelio, cuando no estaba con la gente «estaba con el Padre, rezando».

Lo que le dio la «autoridad» que todos le reconocían fue precisamente este comportamiento de Jesús, que pasó la mayor parte del tiempo de su vida pública «en la calle, con la gente»; fueron su «cercanía», su «humildad». El Señor, continuó el Papa, «tocaba a la gente, abrazaba a la gente, miraba a la gente a los ojos, escuchaba a la gente».

Estos rasgos emergen claramente en el pasaje evangélico propuesto por la liturgia del día, en la que se cuenta el episodio de la viuda de Naín. Francisco lo repasó: «Hay una palabra que aparece aquí, en este pasaje, cuando ve el ataúd, la madre viuda, sola, el chico muerto… “Viéndola —a la madre — el Señor sintió gran compasión”». La nota del evangelista es fundamental para entender: «Jesús tenía compasión», tenía «esta capacidad de “sufrir con”. No era teórico, no. Se puede decir —un poco exagerando, pero se puede decir— pensaba con el corazón, no separaba la cabeza del corazón, no, estaba todo ahí». Humilde, cercano a la gente, con compasión: todo esto «le daba autoridad, la autoridad del pastor».

Deteniéndose en tal aspecto, el Pontífice quiso subrayar «dos rasgos de esta compasión»: la «mansedumbre» y la «ternura». Por otro lado, es Jesús mismo quien dice: «Aprended de mí que soy humilde y manso de corazón». El Señor, explicó Francisco, «era manso, no gritaba. No castigaba a la gente. Era manso. Siempre con mansedumbre». No es que no se enfadara: pensemos, añadió Francisco, en lo que vio en el templo, la casa de su Padre se convierte en lugar de «compras, para vender cosas», con los cambia-monedas y todo lo demás: «ahí se enfadó, tomó el látigo y expulsó a todos. Pero porque amaba al Padre, porque era humilde delante del Padre, tenía esta fuerza. Y la gente aplaudía. Pero, fundamentalmente Jesús se caracterizaba por la «mansedumbre: esa humildad que no es agresiva, es mansa».

Está después el otro rasgo, el de la ternura. Emerge claramente del pasaje evangélico. Cuando Jesús vio a la viuda y se acercó a ella y dijo: «No llores». El Papa intentó imaginar la escena con la hipótesis de que el Señor no tuvo una simple actitud de circunstancia: «No. Se acercó, quizá la tocó los hombros, quizá la acarició. “No llores”. Este es Jesús». Y Él, añadió, «hace lo mismo con nosotros, porque está cerca, está en medio de la gente, es pastor».

También la escena sucesiva es indicativa: «Después, se acercó y tocó el ataúd. Los que lo llevaban se detuvieron. Después dijo: “Chico, te digo a ti: ¡levántate!”. El muerto se sentó y empezó a hablar. Hizo el milagro». También aquí emerge la cercanía: Jesús no dijo simplemente «Celebrad, adiós». No, tomó al chico y «lo devolvió a su madre. Un gesto de ternura». Esa misma ternura que se encuentra en el episodio de Jairo: después de haber resucitado a la chica, Jesús se preocupó: «Dadle de comer, tiene hambre». Emerge clara «esa ternura de saber las cosas de la vida».

Este era Jesús: «humilde y manso de corazón, cercano a la gente, con capacidad de padecer, con compasión y con estos rasgos de mansedumbre y de ternura». Y sobre todo, subrayó Francisco, lo que Jesús «hizo con este chico, con la madre viuda, lo hace con todos nosotros, con cada uno de nosotros cuando se acerca a nosotros».

Así, en la vida cotidiana de Jesús, está diseñado el verdadero «icono del pastor». Dijo el Pontífice: «Nosotros pastores debemos aprender así: cercanos a la gente, no a los grupitos de los poderosos, de los ideólogos… Estos nos envenenan el alma de pastor, ¡no nos hacen bien! El pastor debe tener el poder y la autoridad que tenía Jesús, esa de la humildad, esa de la mansedumbre, de la cercanía, de la capacidad de compasión, de la ternura». Actitud que vale también en los momentos de dificultad. De hecho, se preguntó Francisco, «cuando las cosas le van mal a Jesús, ¿qué ha hecho él? Lo mismo. Cuando la gente lo insultaba, ese Viernes santo, y gritaba “crucifícalo”, permanecía callado porque tenía compasión de esa gente engañada por los poderosos del dinero, del poder… Estaba callado. Rezaba». Igualmente, explicó el Papa, «el pastor, en los momentos difíciles, en los momentos en los que se desata el diablo, donde el pastor es acusado, pero acusado por el Gran acusador a través de mucha gente, muchos poderosos, sufre, ofrece la vida y reza». Jesús, de hecho, rezó: «La oración lo llevó también a la cruz, con fortaleza; y también ahí tuvo la capacidad de acercarse y sanar el alma del ladrón arrepentido».

En la conclusión de la homilía, Francisco invitó a rezar por los obispos después de haber releído el pasaje de Lucas: «Tomad el Evangelio y leed, y ved a Jesús, dónde está la autoridad de Jesús. Y pedid la gracia de que todos los pastores tengan esta autoridad: una autoridad que es una gracia del Espíritu Santo».


(Fuente: L’Osservatore Romano, ed. sem. en lengua española, n. 10, viernes 8 de marzo de 2019. Tomado del sitio web del Vaticano. Accesado el 9 de abril de 2022. https://www.vatican.va/content/francesco/es/cotidie/2018/documents/papa-francesco-cotidie_20180918_mansedumbre-ternura.html)