Día 45: Consagración de Aarón

INTRODUCCIÓN


Veníamos leyendo como Aaron es designado sacerdote y también sus hijos, para que ejerzan este trabajo en el tabernáculo o en la tienda de la reunión, donde se van a encontrar los israelitas y donde estarán ofreciendo todos sus sacrificios mediante estos sacerdotes al viajar por el desierto.


Así que estamos mirando todos estos detallitos: como son las vestiduras sacerdotales, como era el efod, como era el pectoral y hay unas cosas muy interesantes está el urim y el tumim, que más adelante veremos cómo se usan. Y que a veces es un poquito, para mí, confuso, pero lo veremos, lo veremos, lo veremos, es muy interesante, pero quiero que tengan esto en mente. También vimos el valor significativo y profético de todos los materiales que se están usando y los colores que se van a usar, porque al fin y al cabo todo esto son a adelantos de lo que va a ser la venida del Mesías, es decir la persona de Cristo, y cómo va a ser la obra de salvación y como Él va a interceder a favor de todos nosotros. Así que hoy llegamos a este capítulo que es interesantísimo, el 29. Y es una lectura un poquito extensa y algunas partes pueden resultar de interés para unos y para otros tal vez no tanto, pero son muy significativas.


Para que podamos aprovechar de estas enseñanzas vamos a disponernos, porque grandes lecciones de carácter espiritual y son un alimento indispensable para todos nosotros que queremos seguir aquí en este camino. Porque estará la consagración de los sacerdotes, estará como es un holocausto que se tiene que ofrecer continuamente. Y creo que esto es lo más importante, la promesa de Dios que dice: “Quiero tener la morada entre ustedes.” ¡Un Dios que no se quiere ir, sino que se quiere quedar con nosotros! Esto se pone cada día más hermoso, más interesante. Hoy leeremos Éxodo 29; Levítico 21 y terminaremos con este largo Salmo, el 119. Estaremos leyendo de los versos 121 al 176. Este es el día 45. Empecemos.


ORACIÓN INICIAL

Padre de amor y misericordia, Tú qué haces elocuente la lengua de los niños, educa también la mía e infunde en mis labios la gracia de Tu bendición. Padre, Hijo y Espíritu Santo.


Y a ti te invito para que pidas al Espíritu Santo, que abra nuestra mente y nuestro corazón, para que nos podamos gozar de esta palabra de Dios en nuestras vidas.



PUNTOS CLAVES

  • Esto que se ha proclamado el día de hoy, cosas hermosas: hay sacerdotes, hay consagración, hay ayudantes para estos sacerdotes, sigue la tradición, hay sacrificios, está la Ley del Señor.


  • Hoy hemos visto cómo sus hijos, es decir los hijos de Aarón. Aarón y sus hijos son consagrados, y tienen que realizar tres sacrificios de animales. Cada uno de los tres debía ser llevado a cabo de maneras diferentes. Qué curioso, cada cosa tiene su propia liturgia, ¿no?


  • Todo este lavamiento que se le hace a Aarón, hoy nos va prefigurando el que hay que estar limpios para entrar en la presencia de Dios y para poderle servir. Y se hacen estos ritos tan reverentes, que tienen tanta simbología.


  • Hoy vimos como Aarón fue ungido con este aceite que se derramaba sobre su cabeza. Es el símbolo de que ha sido elegido para un servicio especial. Este aceite, que se pone en la cabeza y me acuerda de los bautizos cuando ponemos este aceite sobre la cabeza a los niños, que muestra que son escogidos: ahora que vienen a ser sacerdotes, profetas y reyes.


  • Así que los hijos de Aarón hoy no fueron ungidos con ese aceite, pero si tenían que vestirse con el atuendo de los sacerdotes. Y por eso la consagración no es una acción de hombres, es una acción de Dios. No somos nosotros los que la hacemos, es Dios que escoge y unge a esa persona. A veces hemos presenciado algunas consagraciones, no sé si tú lo has hecho, yo he ido a varias consagraciones de sacerdotes y de obispos, y son personas que se comprometen a Dios.


  • Tal vez, yo mismo he hecho grandes promesas a Dios en el pasado y estoy tratando de cumplirlas. Así que tú también. Muchos padrinos y padres prometieron delante de Dios que educarían a sus hijos en la fe, en el amor a Dios y los mandamientos el día del bautismo. Así que hay que cumplir con nuestras promesas y mirar como Dios siempre cumple. Así que nosotros también tenemos que cumplirle.


  • La consagración es acercarnos a Dios con las manos vacías y decirle: “Señor aquí estoy. Confieso mi debilidad y quiero que Tú me ayudes y me des la capacidad para hacer lo que Tú me estás llamando a hacer.” Y de esa manera Dios hace el resto. Por eso, estamos con este Salmo 119, bastante largo, que es este hombre que está pidiendo y gritando a Yahvé, que le llegue a él la palabra, que Yahvé lo ayude a comprender, y le dice: “Señor, mi súplica te la hago a ti, líbrame por tu promesa. Ayúdame, para que mis labios proclamen tu alabanza, para que yo pueda enseñar tus preceptos, para que mi lengua pueda proclamar tus mandamientos.” Porque vacío estaba y se quiere llenar de este Dios que es la salvación y que a través de su ley nos hace a todos felices.


  • A través de su ley, y el cumplimiento de su ley nos permite alabarle. Porque nos damos cuenta de que es un Dios justo, por eso, hoy es un día para alabar al Señor y decirle “Señor todo lo que hago, todos mis sacrificios, te los ofrezco. Quiero vaciarme, quiero rendirme a tus pies. Quiero que tú me llenes. Quiero vaciarme, sacar todo lo que hay en mí.”


  • A veces, cuando uno va y se confianza y saca todos sus pecados y deja espacio, Dios entra y mora en uno. Y es muy maravilloso el sentimiento. Aquí donde me ven, yo como sacerdote, también me tengo que ir a confesar. Claro que sí. Hoy, más que nunca estamos en necesidad de esto ¿No?, de acercarlos al Señor, de vaciar, de decir, “Señor estoy vacío, llenarme de ti. Te ofrezco todos estos momentos de reflexión, de escuchar tu palabra, para que me llenes. Para que me permitas conocerte más y permíteme ser cada día más tu imagen y semejanza.”


  • Renovemos nuestro deseo de querer ser cada día más santos, como Dios es santo. El, hoy nos ha llamado a la santidad. No hay otra llamada. Y que es ser Santos, ser imagen y semejanza de Dios, es ser la mejor versión de nosotros mismos. Ser santos es entregar lo mejor de nosotros. Sacarnos de nuestro egoísmo, y entrarnos en un amor que es donación, que es generosidad, que es ayuda a los demás, y todo en el nombre del Señor, que nos da todo.


ORACIÓN FINAL


Así que, empecemos a despedirnos y no se les olvide, por favor, oren por mí, que yo estoy orando por ustedes, por todos los que oyen este podcast, para que el Señor los tome, los toque. Para que yo pueda ser fiel a este ministerio, necesito que ustedes oren por mí. Para que yo pueda vivir con fe lo que proclamó y lo que enseño, ustedes tienen que orar por mí y yo oro por ustedes. Para que yo pueda enseñar la verdad y cumplir lo que he enseñado, necesito de sus oraciones, de su ayuda. Y así que, es un compromiso, yo oro por ustedes y ustedes por mí. Y que la bendición de Dios Todopoderoso, que es Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre todos ustedes y nos acompañen siempre. Que Dios los Bendiga.


PARA MEDITAR

  • Vimos hoy cómo los sacerdotes son consagrados, personas elegidas por Dios para servir al pueblo, interceder por ellos y para facilitar la cercanía del pueblo hacia Dios. Piensa en los buenos y santos sacerdotes que te han ayudado a acercarte a Dios y eleva oraciones de acción de Gracias al Señor y pídele para que sigan perseverando en su ministerio sacerdotal.

  • Piensa también en aquellos sacerdotes que no han dado buen ejemplo, que no han vivido su vocación y su llamado, o que han roto sus promesas. Eleva una oración también por éstos sacerdotes para que vuelvan al Señor.


CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA

Ex 29, 1-30 - El sacerdocio de la Antigua Alianza

1539 El pueblo elegido fue constituido por Dios como "un reino de sacerdotes y una nación consagrada" (Ex 19,6; cf Is 61,6). Pero dentro del pueblo de Israel, Dios escogió una de las doce tribus, la de Leví, para el servicio litúrgico (cf. Nm 1,48-53); Dios mismo es la parte de su herencia (cf. Jos 13,33). Un rito propio consagró los orígenes del sacerdocio de la Antigua Alianza (cf Ex 29,1-30; Lv 8 ). En ella los sacerdotes fueron establecidos "para intervenir en favor de los hombres en lo que se refiere a Dios para ofrecer dones y sacrificios por los pecados" (Hb 5,1).


Ex 29, 7 - Cristo

436 Cristo viene de la traducción griega del término hebreo "Mesías" que quiere decir "ungido". Pasa a ser nombre propio de Jesús porque Él cumple perfectamente la misión divina que esa palabra significa. En efecto, en Israel eran ungidos en el nombre de Dios los que le eran consagrados para una misión que habían recibido de Él. Este era el caso de los reyes (cf. 1 S 9, 16; 10, 1; 16, 1. 12-13; 1 R 1, 39), de los sacerdotes (cf. Ex 29, 7; Lv 8, 12) y, excepcionalmente, de los profetas (cf. 1 R 19, 16). Este debía ser por excelencia el caso del Mesías que Dios enviaría para instaurar definitivamente su Reino (cf. Sal 2, 2; Hch 4, 26-27). El Mesías debía ser ungido por el Espíritu del Señor (cf. Is 11, 2) a la vez como rey y sacerdote (cf. Za 4, 14; 6, 13) pero también como profeta (cf. Is 61, 1; Lc 4, 16-21). Jesús cumplió la esperanza mesiánica de Israel en su triple función de sacerdote, profeta y rey.


Sal 119, 124 - Vivir en la verdad

2465 El Antiguo Testamento lo proclama: Dios es fuente de toda verdad. Su Palabra es verdad (cf. Pr 8, 7; 2 S 7, 28 ). Su ley es verdad (cf. Sal 119, 142). “Tu verdad, de edad en edad” (Sal 119, 90; Lc 1, 50). Puesto que Dios es el “Veraz” (Rm 3, 4), los miembros de su pueblo son llamados a vivir en la verdad (cf. Sal 119, 30).


Sal 119, 160 - Dios es la Verdad

215 "Es verdad el principio de tu palabra, por siempre, todos tus justos juicios" (Sal 119,160). "Ahora, mi Señor Dios, tú eres Dios, tus palabras son verdad" (2 S 7,28 ); por eso las promesas de Dios se realizan siempre (cf. Dt 7,9). Dios es la Verdad misma, sus palabras no pueden engañar. Por ello el hombre se puede entregar con toda confianza a la verdad y a la fidelidad de la palabra de Dios en todas las cosas. El comienzo del pecado y de la caída del hombre fue una mentira del tentador que indujo a dudar de la palabra de Dios, de su benevolencia y de su fidelidad.


COMENTARIOS ADICIONALES

Lv 21,1-22,33 - Santidad de los sacerdotes

"Dentro de la sección de la Ley o Código de Santidad, los caps. 21-22 están dedicados a la santidad de los sacerdotes (cap. 21) y a la de los sacrificios (cap. 22). Una vez más se observa cómo la mayor cercanía a Dios supone mayor exigencia de pureza y santidad. Entre los sacerdotes se distingue al Sumo Sacerdote al que se le exige más aún.


El Sumo Sacerdote no podrá participar con señales de duelo, ni siquiera en el sepelio de sus padres. El andar desgreñado y con las vestiduras rotas se refiere a los ritos mortuorios. También el permanecer en el Santuario hace referencia a no mezclarse en los ritos funerarios. En cuanto al matrimonio, la mujer elegida tenía que ser virgen. En esta disposición hay una clara estima de la virginidad, también en el Antiguo Testamento. Se reconoce, pues, de algún modo el carácter sagrado de la virginidad, preludio de ser «en el cielo como ángeles», de que habla Jesucristo en el Evangelio (cfr Mt 19,12 y 22,30).


Por último, se dan normas que denotan el respeto y preocupación por el culto divino, cuya dignidad y decoro exigían, y exigen, unas disposiciones, incluso externas, en aquellos que lo celebran. Tales disposiciones no pueden tomarse como desprecio hacia los disminuidos físicos, sino sólo como expresión de ofrecer lo mejor a Dios, en todos los sentidos. Prueba de la estima por los hijos de Leví que tuvieran alguna tara física, está el hecho de que podían participar de todos los beneficios de los demás.”

(Comentario de la Sagrada Biblia Universidad de Navarra, Edición Latinoamericana)


Ex 29,1-9 - Consagración de los sacerdotes

"El rito de consagración de los sacerdotes está descrito con toda minuciosidad. Algunos detalles se completan con la normativa de Lv 8. Este ceremonial supone que el sacerdocio era ejercido únicamente por los miembros de la tribu de Leví, hecho que ocurrió a partir del destierro de Babilonia. Anteriormente ejercieron funciones sacerdotales algunos no levitas como Micá (cfr Jc 17,5), Eleazar (cfr 1 S 7,1), y el mismo David (cfr 2 S 8,18 ). En este ritual hay, por tanto, elementos antiguos junto a otros que sólo tuvieron vigencia en el templo de Zorobabel.


La consagración tenía dos partes: la unción y los sacrificios. La unción con aceite significaba la dedicación exclusiva al servicio de Dios. Parece que sólo el Sumo Sacerdote debía ser ungido (cfr Lv 16,32; 21,10), a pesar de las alusiones a la unción de todos los sacerdotes (cfr Ex 28,41; 30,30; 40,15). Antes de la unción el Sumo Sacerdote debía bañarse totalmente y revestirse cuidadosamente con las vestiduras sacerdotales. Todos estos detalles reflejaban el estado de pureza ritual plena exigido al Sumo Sacerdote (cfr nota a 30,22-33).” (Comentario de la Sagrada Biblia Universidad de Navarra, Edición Latinoamericana)


El Sacerdocio Católico (Comisión Teológica Internacional - 1970)


Primera tesis

En la Iglesia, todo ministerio jerárquico está vinculado a la institución de los Apóstoles. Tal ministerio, querido por Cristo, es esencial para la Iglesia; por su intermedio es como el acto salvador del Señor se hace sacramental e históricamente presente a todas las generaciones.


Segunda tesis

En la Nueva Alianza no hay más sacerdocio que el de Cristo. Este sacerdocio es cumplimiento y superación de todos los sacerdocios antiguos. En la Iglesia todos los fieles son llamados a participar de él. El ministerio jerárquico es necesario para la edificación del Cuerpo de Cristo, que es donde se realiza esta vocación.


Tercera tesis

Solamente Cristo realizó el sacrificio perfecto en la ofrenda de sí mismo a la voluntad del Padre. Por tanto, el ministerio episcopal y presbiteral es sacerdotal en cuanto que hace presente el servicio de Cristo en la proclamación eficaz del mensaje evangélico, en la reunión y dirección de la comunidad cristiana, en la remisión de los pecados y en la celebración eucarística en la que se actualiza, de manera singular, el único sacrificio de Cristo.


Cuarta tesis


El cristiano llamado al ministerio sacerdotal no recibe por la ordenación una función puramente exterior, sino más bien una participación original del sacerdocio de Cristo, en virtud de la cual él representa a Cristo a la cabeza de la comunidad y como de cara a ella. Así, pues, el ministerio es una manera específica de vivir el servicio cristiano dentro de la Iglesia. Esta especificidad aparece más claramente en la función de presidir la Eucaristía, presidencia necesaria para la plena realidad del culto cristiano. La proclamación de la Palabra y la carga pastoral se orientan hacia la Eucaristía que consagra toda la existencia cristiana en el mundo.

(Texto de las tesis aprobadas «in forma specifica» por la Comisión teológica internacional. Texto oficial latino en Commissio Theologica Internationalis, Documenta (1969-1985) (Città del Vaticano [Libreria Editrice Vaticana] 1988) 28-30. Tomado del sitio web del Vaticano. Accesado el día 14 de febrero de 2022. https://www.vatican.va/roman_curia/congregations/cfaith/cti_documents/rc_cti_1970_sacerdozio-cattolico_sp.html)